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viernes, 23 de marzo de 2018

María Magdalena: Gabriel Mª Otalora

Siempre he tenido una predilección por este personaje bíblico, controvertido desde el principio por el hecho de ser discípula femenina de Jesús, como tantas otras que le siguieron, pero con una relevancia muy destacada que le asignan los textos evangélicos, mezclada con comentarios inciertos que han degradado la importancia como seguidora de Jesús de Nazaret.



Acaban de estrenar la película que lleva por título el nombre de esta gran seguidora de Cristo, que pone algunas cosas en su sitio. Una película “distinta” que al salir del cine me ha suscitado algunos comentarios. Sus creadores se han inspirado en los textos canónicos además de hacerlo en el texto gnóstico posterior sin carácter histórico, denominado Evangelio (apócrifo) de Maria Magdalena. Se trata de unos fragmentos que se cree fueron escritos entre los años 30 y 180 d.C., aunque su hallazgo ocurrió a finales del siglo XIX. Y para la confección del guión se ha consultado, además, a un grupo numeroso de especialistas entre rabinos, expertos católicos, historiadores, teniendo muy presentes, como decía, los textos teológicos. La primera conclusión, por tanto, es el esfuerzo honesto de enmarcar la historia de esta mujer en un contexto creíble y honesto.



En segundo lugar, la película desmonta infundios graves, como el hecho de que María, la de Magdala, fuese una prostituta, algo que tiene que ver con el papa Gregorio I (siglo VI) que con cualquier pasaje de los evangelios o cartas apostólicas. Fue Pablo VI (1969) quien desmontó semejante injuria aunque demasiadas personas de buena fe no se hayan enterado todavía, lo cual merecería una reflexión aparte.

Pero lo más importante de todo, al menos en mi opinión, es el papel histórico y teológico que la cinta atribuye a María Magdalena, basado en ese trabajo previo de documentación y asesoramiento con el que su director ha querido rodearse para presentar una historia solvente sobre la mirada de Jesús a las mujeres de su tiempo. No son muchos los textos que coinciden el contenido en los cuatro evangelios. Pero en el caso de María, en Mateo, Marcos, Lucas y Juan, la Magdalena es la única que aparece como testigo de la Resurrección acompañada de otras mujeres (ningún varón) o sola; y además en el texto joánico, Cristo la convierte en misionera privilegiada de la Buena Noticia (Jn 20, 17 y 18). Un hecho con una carga teológica tal, que el Papa Francisco declaró a María Magdalena “apóstol de los apóstoles” (2016).

Esta es una película que pretende incidir en lo fundamental con cuidados paisajes, sobrios vestuarios y una música envolvente que nos lleva una y otra vez a lo esencial del mensaje de Jesús mostrando las dificultades de aquella sociedad para entenderle, incluidos sus propios amigos.

Lo que no me ha gustado tanto del filme es la costumbre, en este tipo de películas, de abusar de un exceso de misticismo hasta cuando la alegría debería expresarse abiertamente. En esta línea, el rostro de Jesús en la cruz me ha parecido de una serenidad poco creíble porque no refleja el suplicio al que le han sometido. Ni tampoco me ha llenado el “encuentro” de la protagonista con el Resucitado, en una toma cinematográfica lejana, con un Cristo sentado mirando la naturaleza y María viniendo con tranquilidad por detrás a su encuentro.

Licencias como el personaje de Pedro de raza negra, no hacen sino reforzar el carácter inclusivo del mensaje de Jesús con todos y todas. Excelente el papel de Judas. La protagonista María, me ha encantado; sobrio pero muy logrado, mostrando el personaje destellos de una alegría íntima como signo de la experiencia del gran amor por su Maestro y por el mensaje al que ella se adhiere incondicionalmente. El director deja claro su papel de persona mucho más madura que los titubeantes discípulos masculinos.

Me atrevo a recomendar esta película que no tiene morbo añadido por lo que no barrerá la taquilla. Pero su originalidad y honestidad, merecen la pena. Tras la sobriedad cinematográfica, nos deja un poso profundamente humano, con lo mejor del feminismo respirando por todos sus planos; nos recuerda lo mejor del mensaje cristiano, el amor verdadero como el camino para un mundo mejor. Una buena noticia.

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