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domingo, 13 de febrero de 2022

Estos también son “la Iglesia”


Jesús Martínez Gordo

 “Recuerdo que, durante mi primera huelga en Michelin, conocí, a mis veinte años, a Endika Amilibia (1937-2014), ingeniero de la empresa y con un futuro espléndido y, a la vez, prototipo del militante de la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) que, luego, he podido reconocer en tantos otros: sosegado, comprometido, pragmático y, a la vez, solidario y cercano a los sectores más marginados”. Son palabras pronunciadas por Rafael Díez Usabiaga

el pasado 29 de enero, con motivo del 75 aniversario de la fundación de este colectivo cristiano que, en Bizkaia, se celebró en la bilbaína parroquia de Ntra. Sra. del Rosario (Rekalde). Concretamente, prosiguió el sindicalista y político abertzale, “me impactó que esta persona, con un excelente futuro por delante, se implicara en la huelga hasta acabar perdiendo, por ello, su trabajo”. Reconozco que “fue un hombre clave en un momento importante de mi vida ya que me ayudó a proyectar mi compromiso militante tanto en el mundo obrero, como en lo social y en lo político. Era el modelo de un modo de ser cristiano que, luego me he encontrado en otros ámbitos de la existencia”. 

 

El político del PSOE, Ramón Jáuregui, expresamente venido de Madrid para este encuentro, señaló que no desconocía este barrio y parroquia. “Estuve aquí, en Rekalde, como Consejero de Trabajo, siguiendo un principio, que siempre he defendido: la solidaridad no es exclusiva del Estado, sino que necesitamos los tentáculos de la sociedad civil”. “Recuerdo, en concreto, haber visitado unas cuantas organizaciones, una de ellas, dedicada a la inserción laboral de jóvenes con fracaso escolar; otra, a mujeres que habían creado una cooperativa para su inserción también laboral y dos centros, uno, de día y, el otro, de ayuda para superar la drogodependencia. Pude constatar que todo este mundo era de raíz cristiana. Lo cuento siempre porque creo que es uno de los datos más hermosos que evidencian que el compromiso de la fe puede llevar a una simbiosis con la política social, algo que me parece imprescindible. Esta es mi experiencia”. A la que añadió que, el año 1962, con catorce años, se puso a trabajar como aprendiz en una fábrica, hasta 1974. “Respaldo -como ha dicho Rafa- que allí tuve la suerte de conocer a los militantes de HOAC. Mi primer contacto con el mundo sindical fue a través de ellos, de personas que comprometían su vida por un mundo un poco más justo y que lo hacían enraizados en la fe cristiana”. Y, finalizó indicando que se había vuelto a encontrar con ellos en el PSOE y en otros ámbitos, tanto políticos y sindicales de diferente signo, como sociales.

 

La intervención del lehendakari, Juan José Ibarretxe, fue online, al estar atendiendo a su madre, enferma. En sus palabras reconoció que en el origen de su vocación política se encontraba la relación cercana con muchos líderes cristianos, comprometidos en diferentes movimientos de base tanto en la defensa del euskera como de la clase obrera, así como con los sacerdotes de Llodio, Amurrio y Orduña. “Yo soy un cristiano peculiar -dijo seguidamente- ya que vivo con un cierto agnosticismo”. Pero, prosiguió, tengo que decir que “me veo muy cercano al Papa Francisco cuando denuncia que las desigualdades económicas son violaciones de los derechos humanos”. “Entiendo que eso, dicho por el responsable de la religión, que cuenta con más seguidores y seguidoras en el mundo, tiene mucha importancia”. Sin embargo, constato, me duele reconocerlo, que “hoy no veo por ninguna parte” a la Iglesia que defendió estos y otros valores en un pasado muy reciente. Y concluyó indicando que eran muchos -tanto creyentes practicantes como menos practicantes, e, incluso, no-creyentes- los que entendían que la voz de la Iglesia vasca era necesaria y, por ello, importante.

 

En un momento posterior, las intervenciones giraron en torno a los modelos de presencia de los cristianos en la vida pública: por un lado, el de quienes, mirando al pasado con nostalgia, tienen tentaciones de ocupar espacios que no les corresponden, así como privilegios y tratos de favor. Y, por otro, el de quienes -como el de la HOAC, y más grupos eclesiales- siguen estando presentes en la vida política, sindical y en los diferentes movimientos sociales siendo “más sal que salero”. La enunciación de este asunto cedió el paso a los dos modelos de laicidad: por un lado, el laicismo, excluyente y fundamentalista, que busca encerrar lo cristiano en la sacristía, negando la dimensión pública de la fe; y, por otro, la laicidad, tipificada como genuina, que, tolerante, respeta la pluralidad y propicia la colaboración.

 

Finalmente, mons. Juan Mª Uriarte, obispo emérito de S. Sebastián, cerró el encuentro con estas palabras: “Sois un órgano del organismo complejo de esta comunidad diocesana de Vizcaya”. Y lo sois “por vuestra existencia comprometida con los descartados y por vuestra pasión en favor de un mundo más fraterno y solidario”. “La diócesis de Bizkaia os necesita para responder mejor a su entera misión”.

 

Lo dicho: por mucho que pueda sorprender a algunos, estos, también son “la Iglesia”.

 


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