Karitas Hungriako medikuak errefuxiatuak artatzen |
Discurso íntegro del Papa en Lesbos
Goizean heldu da Greziako Lesbos uhartera. Egun bateko bisita "humanitario" laburra egingo du eta errefuxiatuei bisita egiteaz gain, errefuxiatuen krisian greziarrek egindako lana ohoratuko du.
Aita santuaren hegazkinak Grezian 10:05 zirenean hartu du lurra Mitileneko aireportuan (07:05 GMT ordua).
Hegazkineko eskaileratan harrera egin diote Alexis Tsipras Greziako lehen ministroak eta Bartolomeo patriarka ekumenikoak Frantzisko aita santuari. Halaber, aita santuari harrera egitera gerturatu dira Jeronimo II.a Atenaseko artzapezpikua eta Frangiskos Papamanolis Greziako Apezpiku Batzarreko presidentea ere.
Aireportuan bertan Alexis Tsipras Greziako lehen ministroarekin batzarra egin ostean, beste bi erlijiosorekin batera Moriako errefuxiatuen zentrora joan da, 3.000 errefuxiatu hartzen dituen tokira.
"Nire anaiekin etorri naiz hona, Bartolomeo patriarkarekin eta Jeronimo II.a artzapezpikuarekin, zuekin egoteko eta zuen istorioak entzuteko. Munduak krisi humanitario larri honengan arreta jar dezan etorri gara hona eta baita horri konponbidea eskatzeko ere", esan du Frantzisko aita santuak Moriako errefuxiatu zentroan. Errefuxiatu asko gerturatu dira aita santuarengana eta beren lekukotzen berri emateaz gain, laguntza eta bedeinkazioa eskatu die. "Munduak egoera horiengan arreta jartzea eta modu duin batean erantzutea espero dugu", gaineratu du.
Aipaturiko zentro horretako karpan errefuxiatuekin batera bazkaldu ostean, Moriako errefuxiatu zentrotik portura joango dira eta Lesboseko herritarrekin eta komunitate katolikoko ordezkariekin elkartuko dira. Halaber, hildako errefuxiatuen aldeko ekitaldia egingo dute.
Aita santuaren bidaiak izaera "humanitarioa" izango du eta ez politikoa, Vatikanoak zehaztu duenez.
Programa ofizialaren arabera, Frantzisko aita santuaren hegazkina Grezian 15:15ak direnean (12:15 GMT ordua) abiatuko da Lesbosetik eta 16:30ean lur hartuko du Erroman (14:30 GMT ordua).
Errefuxiatuak pertsona gisa tratatzeko aldarrikatu du aita santuak Greziara abiatu aurretik. "Errefuxiatuak ez dira zenbakiak, aurpegiak, izenak eta historiak dituzten pertsonak dira eta, pertsona gisa, hala tratatuak izan behar dira", idatzi du aita santuak haren Twitter kontuan.
Aita santua 10 errefuxiaturekin itzuliko da Erromara
Frantzisko aita santua 10 errefuxiaturekin itzuliko da gaur Erromara, Greziako hedabideek berri eman dutenez. Antza denez, guztiak ere talde ahuletako kideak dira: gurasobakarreko familiak, amak haurrekin, gutxitasunak edoeta osasun arazoak dituztenak. AMNA albiste agentziak zabaldu duenez, ekintza sinboliko hori egin ahal izatea eskatu zuen atzo aita santuak.
Texto íntegro del discurso del Papa
Queridos amigos He querido estar hoy con vosotros. Quiero deciros que no estáis solos. En estas semanas y meses, habéis sufrido mucho en vuestra búsqueda de una vida mejor. Muchos de vosotros os habéis visto obligados a huir de situaciones de conflicto y persecución, sobre todo por el bien de vuestros hijos, por vuestros pequeños. Habéis hecho grandes sacrificios por vuestras familias. Conocéis el sufrimiento de dejar todo lo que amáis y, quizás lo más difícil, no saber qué os deparará el futuro. Son muchos los que como vosotros aguardan en campos o ciudades, con la esperanza de construir una nueva vida en este Continente.
He venido aquí con mis hermanos, el Patriarca Bartolomé y el Arzobispo Hieronymos, sencillamente para estar con vosotros y escuchar vuestras historias. Hemos venido para atraer la atención del mundo ante esta grave crisis humanitaria y para implorar la solución de la misma. Como hombres de fe, deseamos unir nuestras voces para hablar abiertamente en vuestro nombre. Esperamos que el mundo preste atención a estas situaciones de necesidad trágica y verdaderamente desesperadas, y responda de un modo digno de nuestra humanidad común.
Dios creó la humanidad para ser una familia; cuando uno de nuestros hermanos y hermanas sufre, todos estamos afectados. Todos sabemos por experiencia con qué facilidad algunos ignoran los sufrimientos de los demás o, incluso, llegan a aprovecharse de su vulnerabilidad. Pero también somos conscientes de que estas crisis pueden despertar lo mejor de nosotros. Lo habéis comprobado con vosotros mismos y con el pueblo griego, que ha respondido generosamente a vuestras necesidades a pesar de sus propias dificultades. También lo habéis visto en muchas personas, especialmente en los jóvenes provenientes de toda Europa y del mundo que han venido para ayudaros. Sí, todavía queda mucho por hacer. Pero demos gracias a Dios porque nunca nos deja solos en nuestro sufrimiento. Siempre hay alguien que puede extender la mano para ayudarnos.
Este es el mensaje que os quiero dejar hoy: ¡No perdáis la esperanza! El mayor don que nos podemos ofrecer es el amor: una mirada misericordiosa, la solicitud para escucharnos y entendernos, una palabra de aliento, una oración. Ojalá que podáis intercambiar mutuamente este don. A nosotros, los cristianos, nos gusta contar el episodio del Buen Samaritano, un forastero que vio un hombre en necesidad e inmediatamente se detuvo para ayudarlo. Para nosotros, es una parábola sobre la misericordia de Dios, que se ofrece a todos, porque Dios es «todo misericordia». Es también una llamada para mostrar esa misma misericordia a los necesitados. Ojalá que todos nuestros hermanos y hermanas en este Continente, como el Buen Samaritano, vengan a ayudaros con aquel espíritu de fraternidad, solidaridad y respeto por la dignidad humana, que los ha distinguido a lo largo de la historia.
Queridos amigos, que Dios os bendiga a todos y, de modo especial, a vuestros hijos, a los ancianos y aquellos que sufren en el cuerpo y en el espíritu. Os abrazo a todos con afecto. Sobre vosotros y quienes os acompañan, invoco los dones divinos de fortaleza y paz.
DECLARACIÓN CONJUNTA
DE SU SANTIDAD BARTOLOMÉ, PATRIARCA ECUMÉNICO DE CONSTANTINOPLA,
DE SU BEATITUD JERÓNIMO, ARZOBISPO DE ATENAS Y DE TODA GRECIA
Y DEL SANTO PADRE FRANCISCO
Campo de refugiados de Moria, Lesbos
Sábado 16 de abril de 2016
Nosotros, el Papa Francisco, el Patriarca Ecuménico Bartolomé y el Arzobispo de Atenas y de Toda Grecia Ieronymos, nos hemos encontrado en la isla griega de Lesbos para manifestar nuestra profunda preocupación por la situación trágica de los numerosos refugiados, emigrantes y demandantes de asilo, que han llegado a Europa huyendo de situaciones de conflicto y, en muchos casos, de amenazas diarias a su supervivencia. La opinión mundial no puede ignorar la colosal crisis humanitaria originada por la propagación de la violencia y del conflicto armado, por la persecución y el desplazamiento de minorías religiosas y étnicas, como también por despojar a familias de sus hogares, violando su dignidad humana, sus libertades y derechos humanos fundamentales.
La tragedia de la emigración y del desplazamiento forzado afecta a millones de personas, y es fundamentalmente una crisis humanitaria, que requiere una respuesta de solidaridad, compasión, generosidad y un inmediato compromiso efectivo de recursos. Desde Lesbos, nosotros hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que responda con valentía, afrontando esta crisis humanitaria masiva y sus causas subyacentes, a través de iniciativas diplomáticas, políticas y de beneficencia, como también a través de esfuerzos coordinados entre Oriente Medio y Europa.
Como responsables de nuestras respectivas Iglesias, estamos unidos en el deseo por la paz y en la disposición para promover la resolución de los conflictos a través del dialogo y la reconciliación. Mientras reconocemos los esfuerzos que ya han sido realizados para ayudar y auxiliar a los refugiados, los emigrantes y a los que buscan asilo, pedimos a todos los líderes políticos que empleen todos los medios para asegurar que las personas y las comunidades, incluidos los cristianos, permanezcan en su patria y gocen del derecho fundamental de vivir en paz y seguridad. Es necesario urgentemente un consenso internacional más amplio y un programa de asistencia para sostener el estado de derecho, para defender los derechos humanos fundamentales en esta situación que se ha hecho insostenible, para proteger las minorías, combatir la trata y el contrabando de personas, eliminar las rutas inseguras, como las que van a través del mar Egeo y de todo el Mediterráneo, y para impulsar procesos seguros de reasentamiento. De este modo podremos asistir a aquellas naciones que están involucradas directamente en auxiliar las necesidades de tantos hermanos y hermanas que sufren. Manifestamos particularmente nuestra solidaridad con el pueblo griego que, a pesar de sus propias dificultades económicas, ha respondido con generosidad a esta crisis.
Juntos imploramos firmemente por fin de la guerra y la violencia en Medio Oriente, una paz justa y duradera, así como el regreso digno de quienes fueron forzados a abandonar sus hogares. Pedimos a las comunidades religiosas que incrementen sus esfuerzos para recibir, asistir y proteger a los refugiados de todas las confesiones religiosas, y que los servicios de asistencia civil y religiosa trabajen para coordinar sus esfuerzos. Hasta que dure la situación de necesidad, pedimos a todos los países que extiendan el asilo temporal, ofrezcan el estado de refugiados a quienes son idóneos, incrementen las iniciativas de ayuda y trabajen con todos los hombres y mujeres de buena voluntad por un final rápido de los conflictos actuales.
Europa se enfrenta hoy a una de las más graves crisis humanitarias desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Para afrontar este desafío serio, hacemos un llamamiento a todos los discípulos de Cristo para que recuerden las palabras del Señor, con las que un día seremos juzgados: «Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme… Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis» (Mt 25,35-36.40).
Por nuestra parte, siguiendo la voluntad de Nuestro Señor Jesucristo, decidimos con firmeza y con todo el corazón de intensificar nuestros esfuerzos para promover la unidad plena de todos los cristianos. Reiteramos nuestra convicción de que «la reconciliación (entre los cristianos) significa promover la justicia social en todos los pueblos y entre ellos… Juntos queremos contribuir a que los emigrantes, los refugiados y los demandantes de asilo se vean acogidos con dignidad en Europa» (Charta Oecumenica, 2001). Deseamos cumplir la misión de servicio de las Iglesias en el mundo, defendiendo los derechos fundamentales de los refugiados, de los que buscan asilo político y los emigrantes, como también de muchos marginados de nuestra sociedad.
Nuestro encuentro de hoy se propone contribuir a infundir ánimo y dar esperanza a quien busca refugio y a todos aquellos que los reciben y asisten. Nosotros instamos a la comunidad internacional para que la protección de vidas humanas sea una prioridad y que, a todos los niveles, se apoyen políticas de inclusión, que se extiendan a todas las comunidades religiosas. La situación terrible de quienes sufren por la crisis humanitaria actual, incluyendo a muchos de nuestros hermanos y hermanas cristianos, nos pide nuestra oración constante.
Lesbos, 16 de abril de 2016
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