Abenduko izarrak

jueves, 15 de enero de 2015

Sor Pilar (1923-2015)



Sor Pilar (Juana Zugazti Bilbao) oso maitatua izan da egon dan tokietan, eta berak ere asko maite izan gaitu, asko hartu dogu beragandik. Bere hurkotasuna, irriparrea, laguntza eta abar.


Zenbat ume ez ditu pasatu Sor Pilar-ek bere altzotik, batez ere laguntza aparteko bat behar ebana. Ume txikiei irakasteko aparta. Zenbat jolas, ipuin, abesti, antzerki… Azken aldian umeakaz egoan bitartean ahaztu egiten jakon  behin baino gehiagotan jateko ordua. 

Eta umeakaz esaten doguna, edozein pertsonarekin, edadeko edo gazte; bere irriparreaz beti laguntzeko prest.
Samintasuna egoan tokian, Sor Pilar, zelan edo halan eskua luzatuz, han egoan. 

Zenbat bisita gaisoei, etxe askotara joaten zan  denporalditxo bat gaisoarekin pasatzera eta nola ez eurekin kafe-esnetxo bat poz-pozik hartzera. Etxeetan oso onartua izan zan.

Jainkoagan fede handikoa, konfiantzaz bizi zan nahiz eta egoera gogorrak bizi izan. Otoitzean hartzen eban indarra. Bizitza, bere arazo eta guzti, eroaten eban otoitzera eta  otoitza bizitzara. 

Arrateko Amaren laguntza somatzen eban eta sarritan abesten eutson  gogotsu, hain izan da bera “kantarina. “
Hitz baten esatekotan “sencillez” esango neunke.  Euskeraz ez dot aurkitzen hitz hain egokirik beretzat.

Orain, nahiz eta erderaz egon, alkarrizketa holan izan zan eta. Hemen jartzen dot, mahai inguruan 87 urte egin zituan egunean biok bakarrik gengozala “gogoratu” zituen gauza batzuk.

Nací en Eibar el 28 de noviembre de 1923 en una familia cristiana y hoy cumplo 87 años.

Al quitarnos la religión en la escuela fuimos al colegio de monjas, Aldatze. El padre me dijo que teníamos que pagar, pero el domingo el Colegio de Aldatze era para todos los niños del pueblo; lo organizaba Don Juan Ibargutxi. Ibamos muy contentas a Aldatze.

                Cuando entré al  Colegio, la Madre Concepción que era nuestra profesora nos decía: “que las manos de María pasaban por las manos de Jesús.

                Los  primeros viernes íbamos pronto al Colegio, primero confesiones, luego la Eucaristía y a  continuación el bocadillo antes de ir a clase.  Era muy feliz. Yo me confesaba con Don Gabriel Manterola; las tímidas íbamos con él.

                La primera comunión hice a los siete años en la parroquia de San Andrés con compañeras de la misma edad.

                Yo quería estudiar y mi padre me dijo, que si valía que estudiara, pero justo surgió la guerra y no pude ir más al Colegio.

                Muchas iban de religiosa, sobre todo a las Mercedarias que se dedicaban a ancianos. Como las de Aldatze eran francesas ni se me ocurrió que podía ir, puesto que no sabía francés; pero no tuve ningún impedimento; me dijeron que aprendería  fácilmente . Antonia Lamariano ya estaba en Saintes cuando yo decidí ir al noviciado. Mère Marie Lucie era la maestra de novicias.

                He estado en las comunidades de Basauri, Eibar; en estos momentos estoy en Igorre. 

                Cuando vivíamos en el Colegio solíamos ir los domingos a misa mayor con los niño@s y a las tardes a pasear. Trabajábamos en la escuela con los niños y también en la   parroquia: catequesis, misiones etc. Ahora ya jubilada formo parte en el grupo de Bizian Gora (Vida Ascendente). Nos reunimos cada mes y compartimos el evangelio del domingo.

                Vivimos tres en Comunidad. Ya poco puedo hacer con mis 87 años. Quisiera contar muchas cosas pero se me han olvidado, aunque sí puedo decir que soy feliz y lo expreso con este canto.

Yo nada anhelo
yo   soy feliz,
que   el Rey del cielo
                                                               ya  mora en mi. 



Juana Zugasti Bilbao nació en Eibar el 28 de noviembre de 1923, hija de José y Pilar. Años revueltos para la religión católica, para una familia religiosa en un Eibar en evolución republicana.
         Ingresó en la Congregación “Hijas de Santa María de la Providencia”, en la que tomó el nombre de Sor María del Pilar, pero en Igorre, donde ha vivido 54 años de su vida en dos periodos (1954/1970 y 1977/2015), se le conocía como Sor Pilar.
         Sus hermanas de comunidad de Igorre nos hablan de su personalidad sencilla, de una persona cariñosa que quería y se hacía querer. Su cercanía, su sonrisa y su colaboración llegaban al corazón.
         Su pedagogía cercana a los niños le llevaba a utilizar juegos, cuentos, cantos, representaciones teatrales… “Dejad que los niños se acerquen a mí”, la frase evangélica de Jesús se hizo carne en esta religiosa que tomó el hábito el año 1948 e hizo su profesión perpetua el año 1953 estando destinada en Basauri, justo antes de llegar al Colegio de Igorre.
         No solo se dedicaba a los niños, sino que visitaba a los enfermos en sus casas, sin prisas, con la medicina del cariño y el consuelo de la sonrisa. Si le ofrecían un café con leche nunca lo rechazaba.
         Durante los dos últimos años de su vida, marcados por la enfermedad, nunca perdió su sonrisa, su carácter tranquilo. Las mayores dificultades de la vida las llevaba a la oración, y de la oración volvía a la vida. Con gran fe en la providencia de Dios acudía con confianza a El. La Amatxo de Arrate, a la que acudía cantando desde Arratia, era fuente de paz para ella. Nos enseñó que Arrate y Arratia no están tan lejos.
Como dijeron en su funeral, celebrado en la parroquia de Igorre, con la presencia de su hermano y familia de sangre y su familia de la comunidad religiosa de la Providencia: “Atzo, domekea, goizeko 9etan, txori txiki gozo eta kantari batek zerurako bidea hartu eban. Eta fededun batek ikusi arte esan euskun”.
 

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