Nuestra experiencia de este año ha sido muy especial. Asís nos ha dado momentos muy bonitos y experiencias únicas: para nuestra fe, como para nosotros mismos como personas y para crecer como personas.
Desde el primer día de esta experiencia hemos tenido nuestra fe presente con nosotros. El primer día que pasamos unas horas en Barcelona lo primero que hicimos fue celebrar una eucaristía para que Jesús nos acompañase en este viaje y que nos bendijera. Fue muy especial esa eucaristía, ya que la hicimos en la capilla de la Sagrada Familia, lo cual fue un bonito comienzo y algo único que no todo el mundo lo experimenta.
Conocer la figura de San Francisco de Asís ha sido muy bonito y ha sido único. Este año la interioridad ha sido más profunda y nos ha hecho reflexionar sobre muchas cosas que en su día San Francisco también las tuvo que reflexionar, cosas de las que muchas veces no reflexionamos y eso nos ha hecho ver muchas cosas de diferente manera. Ser más solidarios y a ponernos el los pies de otros para entender su situación.
Tenías una sensación extraña cada vez que ibas algún lugar al que iba el propio Francisco ya sea a meditar o a orar. Solo pensar todo el tiempo que había pasado desde la época de Francisco, todas las cosas que había predicado y todos los sucesos que ocurrieron. San Damián era un lugar muy bonito, y tranquilo para poder pensar en las cosas y aclarar tus ideas. Y ver cómo llevaba la misma vida vida que Jesús había vivido, el evangelio era su forma de vida, una vida modesta y entregada a los demás, y viendo como esa vida no era dura pero era la fe la que le daba fuerza para seguir esa vida.
Cuando estuvimos en “Dei Carceri” sentí esa paz la cual Francisco nos transmitía, conectados con la naturaleza, pero la paz que sentías dentro de ti y de poder pensar en todo aquello. Era hermoso, en plena naturaleza, rodeado de árboles y de verde. Hemos estado en todos los lugares donde ha estado él y sus hermanos. La Porciúncula era muy única, cuando ves a la gente que entra y mientras está rezando se emociona te entra una sensación extraña, porque a Francisco le hubiera gustado ver cómo la gente siente el mismo sentimiento que sentía él mientras oraba.
Ha sido una experiencia que nos ha marcado muchísimo a todos, hemos aprendido muchas cosas: en las interioridades hemos trabajado mucho nuestra familia, los amigos, los pobres, los marginados… hemos empatizado mucho entre nosotros, hemos visto cómo nos hemos abierto a los demás y como hemos dejado que al igual que Francisco ayudaba al leproso, nosotros hemos ayudado a nuestros compañeros y ellos también nos han ayudado a nosotros. Nos ha marcado mucho esta experiencia y hemos estrechado lazos entre nosotros, y doy gracias por poder haber vivido esta experiencia y dar gracias por los que lo han compartido conmigo. Eskerrik asko.
Maialen Aizpuru Aldazabal
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