San Pedro de Aránzazu, iglesia parroquial del actual concejo, se trata de un edificio neoclásico finalizado en 1828, aunque existe documentación que atestigua un anterior templo en el actual emplazamiento, por lo menos remontándonos a la segunda mitad del siglo XVII.
De planta de cruz latina, no definida al exterior, y mampuesto, posee un pórtico que recorre su fachada principal y tiene tres elementos diferenciadores a la vista externa: su gran tímpano en el frontal, definidor de la herencia clásica que la forjó, un vano de medio punto en cada una de los cuatro muros que definen la planta cruciforme y una torre, muy sobria, de planta cuadrada, definida por dos líneas de imposta y cuatro vanos de medio punto que albergan igual número de campanas.
La rematan una pequeña cúpula de sillares ligeramente apuntada, sobre la que hay un pedestal cilíndrico y una veleta de hierro a modo de cruz. Su interior es posiblemente el que le da mayor personalidad, ya que el entramado de madera visto que corona su techo soportado por jabalcones sobre ménsula, a lo largo de todo el perímetro, le proporciona ese aire rural, que entronca con el estilo de todo el municipio.
Encalada a media altura en su parte superior, altura definida por línea de imposta con moldura, y mampostería vista en la parte baja, destaca el coro sobre el ingreso principal (adintelado), también de madera. Adosada al pórtico de la iglesia se encuentra la denominada Ermita de San Fausto, la cual hoy a perdido su carácter religioso y es sucesora moderna de una anterior edificación que ocupó su mismo lugar y su misma advocación.
Sobre el arte mueble de la parroquia, el elemento de mayor interés, y casi único, es el retablo del presbiterio, de estilo romanista, muy clásico, como lo demuestran las columnas jónicas que dividen las casas en las que se ubican las figuras. Con un solo piso, posee ático, rematado con un Cristo crucificado y dos pináculo a los lados, y banco en el que se representan, sobre madera policromada, los cuatro evangelistas a los lados y en el centro, a modo de sagrario, escenas de la pasión y un Cristo crucificado. Alberga imágenes de San Pedro en el centro (motivo de advocación), a sus lados otros dos santos, y en el ático una Inmaculada muy pequeña con relación al tamaño del encasamento en el que reside, lo que hace suponer que no estuvo ideada para ese lugar. Una Andra Mari de madera policroma y estilo gótico, un San Isidro, una pila bautismal en piedra y el altar, un arcón moderno de estilo popular con decoración esquemática completan el mobiliario reseñable.
Manu CASTAÑO GARCÍA
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Bideoa: Iker Barrutieta
Kanta: Zatoz Izpiritua
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