Abenduko izarrak

domingo, 11 de septiembre de 2016

A oscuras, a escondidas

Momentos antes de romper el banco


Una vez más estos últimos días se han puesto en evidencia las paradojas de nuestra vida y nuestra sociedad.

Se nos llena la boca hablando de transparencia (para los otros, ¡claro!). Nos alegramos morbosamente cuando a alguno de los grandes se le ha pillado in fraganti y se sacan a la luz sus sucios y oscuros manejos.


Nosotros, los “transparentes, los que todo hacemos bien y tenemos en regla nuestra vida; los que pasamos por la vida “haciendo el bien” … (¡Anda! ¿de qué me suena a mí esta frase?), mira por donde que también hemos sido pillados in fraganti. Pero ¿cómo es posible si lo hemos hecho todo a oscuras?
Pues yo te acuso. ¿No te suena también esta frase?

Te acuso de degradar nuestro ambiente, dejándolo repleto de tus latas, papeles, botellas y otros muchos desperdicios.

Te acuso de manchar nuestros bancos por la noche.

Te acuso de arruinar con tus pintadas un patrimonio magnífico que es de todos y que nos honra.

Te acuso de haber roto tú y tus amigos y amigas varias de las hermosas sillas de madera que estaban diseminadas por el pueblo. Y esto era de día, pero no os imaginabais que la cámara de alguien iba a perpetuar el momento de uno de vuestros destrozos.

Te acuso de vivir a escondidas en una sociedad que busca la convivencia entre distintos, el bienestar, el respeto mutuo y amable.

Os acuso de ser los reventadores y las reventadoras de todo aquello que suena a vida.

Dejadnos vivir en paz. Dejadnos disfrutar de ríos transparentes, de paisajes verdes y limpios. Dejadnos vivir en armonía con todo lo que nos rodea.

Dejadnos gozar de la acogida y el buen entendimiento entre diferentes.

Dejadnos avanzar en la búsqueda y logros cada vez más luminosos y plenificadores.

Y puede que todavía en nuestras filas tengáis algo importante que aportar.

María Dolores Lezama

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