Momentos antes de romper el banco |
Una vez más estos últimos días se han puesto en
evidencia las paradojas de nuestra vida y nuestra sociedad.
Se nos llena la boca hablando de transparencia (para
los otros, ¡claro!). Nos alegramos morbosamente cuando a alguno de los grandes
se le ha pillado in fraganti y se sacan a la luz sus sucios y oscuros manejos.
Nosotros, los “transparentes, los que todo hacemos
bien y tenemos en regla nuestra vida; los que pasamos por la vida “haciendo el
bien” … (¡Anda! ¿de qué me suena a mí esta frase?), mira por donde que también
hemos sido pillados in fraganti. Pero ¿cómo es posible si lo hemos hecho todo a
oscuras?
Pues yo te acuso. ¿No te suena también esta frase?
Te acuso de degradar nuestro ambiente, dejándolo
repleto de tus latas, papeles, botellas y otros muchos desperdicios.
Te acuso de manchar nuestros bancos por la noche.
Te acuso de arruinar con tus pintadas un patrimonio
magnífico que es de todos y que nos honra.
Te acuso de haber roto tú y tus amigos y amigas varias
de las hermosas sillas de madera que estaban diseminadas por el pueblo. Y esto
era de día, pero no os imaginabais que la cámara de alguien iba a perpetuar el
momento de uno de vuestros destrozos.
Te acuso de vivir a escondidas en una sociedad que
busca la convivencia entre distintos, el bienestar, el respeto mutuo y amable.
Os acuso de ser los reventadores y las reventadoras de
todo aquello que suena a vida.
Dejadnos vivir en paz. Dejadnos disfrutar de ríos
transparentes, de paisajes verdes y limpios. Dejadnos vivir en armonía con todo
lo que nos rodea.
Dejadnos gozar de la acogida y el buen entendimiento
entre diferentes.
Dejadnos avanzar en la búsqueda y logros cada vez más
luminosos y plenificadores.
Y puede que todavía en nuestras filas tengáis algo
importante que aportar.
María Dolores Lezama
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