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viernes, 9 de febrero de 2018

Garizuma 2018 Cuaresma



Desde la Iglesia de Arratia queremos recordar y proponer para esta cuaresma algunas reflexiones, conferencias y retiro oracional que puedan ayudarnos a colorear toda nuestra acción pastoral con la mirada puesta en quienes más sufren. Una mirada que nos ayude a vivir de forma más auténtica el evangelio de Jesús.



La integración de la dimensión socio-caritativa en el núcleo de la evangelización y de la vida de las comunidades


Este curso nuestra Diócesis se propone prestar especial atención a uno de los subrayados del V Plan Diocesano de evangelización: la integración de la dimensión socio-caritativa en el núcleo de la evangelización y de la vida de las comunidades.

Este subrayado conecta con un elemento nuclear de la evangelización: el compromiso con la caridad y la justicia, la opción por las personas más débiles y vulnerables. 

Se trata de reconocer en la práctica que esta dimensión es constitutiva del anuncio del Evangelio. La Jornada Mundial de los Pobres que acabamos de celebrar puede ser el punto de partida de este subrayado. 

Este subrayado conecta también con el acento diocesano del curso pasado: la familia sujeto de la evangelización, porque “la familia como realidad social primera es educadora y formadora de personas, es portadora de una dimensión social irrenunciable y agente de transformación social”. Este acento por tanto pretende ayudarnos a articular una respuesta global, asumiendo la perspectiva de una pastoral de conjunto, poniendo el lugar que le corresponde al compromiso socio-caritativo.
Desde la Iglesia de Arratia queremos recordar y proponer para esta cuaresma algunas reflexiones, conferencias y retiro oracional que puedan ayudarnos a colorear toda nuestra acción pastoral con la mirada puesta en quienes más sufren. Una mirada que nos ayude a vivir de forma más auténtica el evangelio de Jesús.

Programa



Fedearen arbola bizia ez da sakristian hazia



Sekula sakristian

ez dogu hazia

fedearen seinale

arbola bizia;

Garizuman zuzendu

daigun gabezia:

fedearen mamian

dago justizia.



Edadetuak gugan

ugari bakarrik;

nerabeen jarrera

erronka da sarri;

mundua jagoteaz

dagigun aldarri…

Garizuman otoitz ta

beti bihotz-barri!

 


Otsailak 16, barikua, 19:00 Igorreko kultur etxean
Pili Castro, Caritas Bizkaia edadetuen programaren arduraduna
Edadetuen bakardadea

Laburpena:
Bakardadea gure bizitzako edozein garaitan senti dezakegun arren, askotan zahartzeari lotuta dauden
egoera eta gertakizunek errazago egiten dute sentimendu latz hau sortzea urteak joan ahala. Baina zertan datza bakardadea? Isolamendua, lagunarte falta eta bakarrik sentitzea ez dira gauza bera.
Horregatik, bakardadea zer den eta sentimendu honen sorburuak edadetuen kasuan zeintzuk izan daitezkeen eztabaidatuko ditugu hitzaldi honetan. Hori aztertuta, edadetuen bakardadea saihesteko eta arintzeko egin dezakegunari buruz hitz egingo dugu.

Hizlaria: Pili Castro Blanco
Caritas Bizkaia-ko Edadetuen Arloko Arduraduna.
Psikologian Doktorea, Edadetuen bakardadeari buruzko tesiarekin.
Deustuko Unibertsitateko Psikologia eta Hezkuntza Fakultateko Irakaslea.



Otsailak 23, barikua,  19:00 Igorreko kultur etxean
Jon Elordui, Lagungo Fundazioaren zuzendaria
Nerabeak, nora ezean? Eta gurasoak zelan?

Martxoak 2, barikua, 19:00 Igorreko kultur etxean
Lander Intxausti, BAM irakasle eskolako zuzendariaren hitzaldia:
"Laudato si:  Zelako mundua itxi gura deutsegu gure ondorengoei?"



Martxoak 10, zapatua, 10:00-12:00 Igorreko parrokian otoitzaldia
Felix Larrondo, abadea
“Markosekin otoitzean XXI. Mendean”

Martxoak 17, zapatua, 16:00 Igorreko parrokian tailerra
Begoña Gorostiaga, Lagungo Fundazioko sikologoa
Familian bihotzarekin haziz eta heziz
 




Preguntémonos entonces: ¿cómo se enfría en nosotros la caridad? ¿Cuáles son las señales que nos indican que el amor corre el riesgo de apagarse en nosotros?

Lo que apaga la caridad es ante todo la avidez por el dinero, «raíz de todos los males» (1 Tm 6,10); a esta le sigue el rechazo de Dios y, por tanto, el no querer buscar consuelo en él, prefiriendo quedarnos con nuestra desolación antes que sentirnos confortados por su Palabra y sus Sacramentos. Todo esto se transforma en violencia que se dirige contra aquellos que consideramos una amenaza para nuestras «certezas»: el niño por nacer, el anciano enfermo, el huésped de paso, el extranjero, así como el prójimo que no corresponde a nuestras expectativas.

También la creación es un testigo silencioso de este enfriamiento de la caridad: la tierra está envenenada a causa de los desechos arrojados por negligencia e interés; los mares, también contaminados, tienen que recubrir por desgracia los restos de tantos náufragos de las migraciones forzadas; los cielos —que en el designio de Dios cantan su gloria— se ven surcados por máquinas que hacen llover instrumentos de muerte.

El amor se enfría también en nuestras comunidades: en la Exhortación apostólica Evangelii gaudium traté de describir las señales más evidentes de esta falta de amor. estas son: la acedia egoísta, el pesimismo estéril, la tentación de aislarse y de entablar continuas guerras fratricidas, la mentalidad mundana que induce a ocuparse sólo de lo aparente, disminuyendo de este modo el entusiasmo misionero.

¿Qué podemos hacer?

Si vemos dentro de nosotros y a nuestro alrededor los signos que antes he descrito, la Iglesia, nuestra madre y maestra, además de la medicina a veces amarga de la verdad, nos ofrece en este tiempo de Cuaresma el dulce remedio de la oración, la limosna y el ayuno.

El hecho de dedicar más tiempo a la oración hace que nuestro corazón descubra las mentiras secretas con las cuales nos engañamos a nosotros mismos, para buscar finalmente el consuelo en Dios. Él es nuestro Padre y desea para nosotros la vida.

El ejercicio de la limosna nos libera de la avidez y nos ayuda a descubrir que el otro es mi hermano: nunca lo que tengo es sólo mío. Cuánto desearía que la limosna se convirtiera para todos en un auténtico estilo de vida. Al igual que, como cristianos, me gustaría que siguiésemos el ejemplo de los Apóstoles y viésemos en la posibilidad de compartir nuestros bienes con los demás un testimonio concreto de la comunión que vivimos en la Iglesia. A este propósito hago mía la exhortación de san Pablo, cuando invitaba a los corintios a participar en la colecta para la comunidad de Jerusalén: «Os conviene» (2 Co 8,10). Esto vale especialmente en Cuaresma, un tiempo en el que muchos organismos realizan colectas en favor de iglesias y poblaciones que pasan por dificultades. Y cuánto querría que también en nuestras relaciones cotidianas, ante cada hermano que nos pide ayuda, pensáramos que se trata de una llamada de la divina Providencia: cada limosna es una ocasión para participar en la Providencia de Dios hacia sus hijos; y si él hoy se sirve de mí para ayudar a un hermano, ¿no va a proveer también mañana a mis necesidades, él, que no se deja ganar por nadie en generosidad?

El ayuno, por último, debilita nuestra violencia, nos desarma, y constituye una importante ocasión para crecer.
Por una parte, nos permite experimentar lo que sienten aquellos que carecen de lo indispensable y conocen el aguijón del hambre; por otra, expresa la condición de nuestro espíritu, hambriento de bondad y sediento de la vida de Dios. El ayuno nos despierta, nos hace estar más atentos a Dios y al prójimo, inflama nuestra voluntad de obedecer a Dios, que es el único que sacia nuestra hambre.

Querría que mi voz traspasara las fronteras de la Iglesia Católica, para que llegara a todos ustedes, hombres y mujeres de buena voluntad, dispuestos a escuchar a Dios. Si se sienten afligidos como nosotros, porque en el mundo se extiende la iniquidad, si les preocupa la frialdad que paraliza el corazón y las obras, si ven que se debilita el sentido de una misma humanidad, únanse a nosotros para invocar juntos a Dios, para ayunar juntos y entregar juntos lo que podamos como ayuda para nuestros hermanos.

Papa Francisco, Mensaje de Cuaresma 2018, fragmento

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