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martes, 25 de septiembre de 2012

"La jerarquía eclesial es muy miedosa": Javi Oñate

Javier Oñate fue ratificado como director del IDTP pese a sus diferencias con el obispo. Al responsable del Instituto de Teología de Bilbao le preocupa que la Iglesia quiera dar marcha atrás y no avance, pero afirma que este año las conferencias de su instituto no molestarán al obispo Iceta, escribe Concha Lago en DEIA.

Se ha dicho que el organismo que usted preside está en el punto de mira del Obispado.
El instituto de Teología, por la función que desarrolla en la diócesis, la de encargarse de la divulgación teológica, siempre ha sido un pepito grillo. Nosotros queremos abrir caminos, proponer nuevas iniciativas... ¿Cuándo pueden existir problemas? Cuando el diálogo se cortocircuita.

¿Pretende el obispo Mario Iceta ejercer el control del instituto?
El instituto no está al dictado del obispo, tiene su margen de maniobra y no somos un organismo que sea la correa de transmisión de Iceta. Aunque evidentemente el obispo es la autoridad máxima en la diócesis y nosotros somos un instituto diocesano. A mí no me parece anormal que surjan fricciones en ocasiones. Lo que sería problemático es que eso fuera el pan nuestro de cada día.

Usted mismo es un "pepito grillo", pertenece al Foro de Curas de Bizkaia, un colectivo muy crítico.
Es que me preocupa mucho la marcha atrás que está adoptando la Iglesia. Entiendo la ansiedad, la perplejidad, nadie tiene la receta para saber cómo orientar la Iglesia. De hecho, el Foro de Curas nació por la indignación de un nombramiento, el del obispo Iceta, que no había contado con los foros de la diócesis, pero también para empujar la apertura, para abrirnos a nuevas perspectivas y no dejarnos llevar por los cantos de sirena de volver a lo seguro.

A usted se le "invitó" a que recondujera el instituto a una posición más centrada ¿no?
A cualquier obispo le gustaría intervenir directamente en su instituto de Teología. Pero estamos obligados a llegar a un entendimiento. Lo que es cierto es que cada uno tenemos nuestras simpatías teológicas y no podemos pedir que todos estén conformes. Además nadie puede decir que hayamos traído a nuestras conferencias a personas incompetentes.

Este año no van a tener a ningún ponente espinoso ni conflictivo.
Este año no. ¡Ojo! De posiciones avanzadas, sí. Por ejemplo destaca la presencia del quebequés Guilles Routhier, que es un experto en el concilio, y del italiano Massimo Faggioli; los dos, autoridades internacionales de la mayor solvencia.

Esta vez no se prevén vetos como cuando el obispo Iceta intentó acotar la presencia de Torres Queiruga.
No, no. Lo que ocurre es que la jerarquía eclesiástica es muy miedosa. Sospecha incluso de personas cuyas propuestas teológicas son sensatas. La jerarquía se pone casi siempre a la defensiva. Y no debería ser así. Primero porque son propuestas, segundo, porque se necesita ver también qué recepción tienen las cosas porque igual no tienen pegada en el cuerpo eclesial. Sin embargo, los obispos se pasan de cautelosos.

¿Se preocupan excesivamente?
Sí, porque no puede ocurrir que haya tantos autores sospechosos. Además tiene que existir un debate teológico, sin que desde el primer momento entre la autoridad de los obispos a decir esto sí o esto no. Yo creo que por eso a veces esas intervenciones a la defensiva cierran caminos de manera precipitada, sin el suficiente debate. Y tampoco hay que matar moscas a cañonazos.

¿Qué les ocurre?
Yo creo que la reacción es demasiado cauta, a la defensiva. Nosotros cuando pensamos en los conferenciantes pensamos que tengan el mayor nivel, que comuniquen bien y que sean peritos en lo que hablan. Hay teólogos que son cuestionados por la jerarquía pero que todo el mundo cita, eso algo querrá decir. Nosotros nunca hemos traído a nadie solo por organizar lío.

¿El conflicto más serio se produjo a raíz del veto a Torres Queiruga?
Desde que yo estoy de director sí. Pero era la persona más indicada para la ponencia y tiene una propuesta teológica original sobre Dios y el problema de la injusticia y el mal en el mundo. Al obispo no le parecía oportuno que esa fuera una charla abierta, pero al final llegamos a un acuerdo. Es cierto que Torres Queiruga tuvo después un aviso de la Conferencia Episcopal.

¿Le gustaría poder traer a Pagola?
Muchísimo. De hecho, aquí hemos trabajado su libro en grupos.

¿Pasaría esa charla el filtro?
Yo creo que sí. Otra cosa es ¿les parecerá oportuno? Porque el elemento de oportunidad es un criterio poco consistente y a veces tiene que ver poco con la teología y la misión de la Iglesia. Y tiene que ver más con política eclesiástica, es decir, si se va a entender así o asao.

¿Qué papel tiene la Conferencia Episcopal española en todo este asunto?
Es que esto se entiende mejor en un contexto eclesial de restauración y en las dificultades que tiene la Iglesia en Europa. Ante el no saber qué hacer, aplican echar el freno y marcha atrás. Eso me parece un error fatal. Los problemas que tenemos hoy para la fe y para la Iglesia no se arreglan con soluciones de hace 30 o 60 años porque así, al final, la Iglesia se convertirá en un parque temático.

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