Abenduko izarrak

domingo, 9 de julio de 2017

Una familia que viaja abriendo fronteras


Edorta, Arantza y sus tres hijos participan en la caravana de Ongi Etorri Errefuxiatuak que este año va hasta Melilla
Un reportaje de José Basurto en DEIA.



ESTÁ claro que Edorta y Arantza provienen del movimiento eskaut. Lo reconocen. “Ahí”, dice él, “una de las cosas que se trabaja es el compromiso y el sentimiento crítico”. Así que es lógico que este matrimonio, natural de Bilbao pero afincado en Zeanuri desde hace veinte años, esté muy involucrado en la plataforma Ongi Etorri Errefuxiatuak. Pero no solo ellos. También sus hijos Eunate, Olatz y Urko. Los cinco viajaron el año pasado hasta Grecia formando parte de la caravana Abriendo Fronteras. Su objetivo fue denunciar la situación que viven las personas migrantes en los centros de internamiento y en los campos de refugiados. Y como la experiencia fue tan enriquecedora, este año van a repetir. Al igual que el verano pasado, el próximo día 14 saldrán del valle de Arratia en su autocaravana, pero en esta ocasión rumbo a Melilla. Más de 450 personas, (alrededor de 180 de Bizkaia) van a participar en esta segunda expedición con la intención de llegar hasta la ciudad española, ubicada en el norte de África, con la intención de “denunciar las políticas migratorias de la Unión Europea y el Estado español”. La nueva caravana, según indican desde Ongi Etorri Errefuxiatuak, “pretende poner el foco en situaciones inaceptables como el uso de concertinas en las vallas, así como las devoluciones en caliente y las trabas constantes al procedimiento de asilo”.

La familia Alonso-Iruretagoiena comenzó a colaborar hace año y medio aproximadamente con los refugiados. “Llegaban mensajes a través de WhatsApp diciendo que se necesitaban mantas para enviar a los campos”, cuenta Arantza. No lo dudaron. Se involucraron a tope, pero no solo en la ayuda material sino también en la potenciación de la plataforma Ongi Etorri Errefuxiatuak en Zeanuri y alrededores. Generaron un grupo de trabajo en el pueblo que hoy en día se mantiene muy activo. Constituida la plataforma en Bizkaia, se puso sobre la mesa la idea de organizar una caravana reivindicativa. El destino: Grecia. Era obvio. Habla Edorta: “A raíz del acuerdo entre la UE y Turquía para bloquear el paso de personas hacia Europa a través de Grecia se hizo un análisis y pensamos que había que denunciar la situación”. Recuerda Arantza que “se organizó todo muy rápido, en poco más de mes y medio”. Ellos fueron en su autocaravana, “siguiendo al autobús” en el que viajaba el resto de miembros de la plataforma. En Barcelona se juntó “gente de todo el Estado” y desde allí siguieron por carretera hasta Italia para coger un ferri que les dejó en Grecia. “La misión fundamental de la caravana”, dice Edorta, “era la denuncia pública y política de las situaciones que viven las personas que, en este caso, por motivos de guerra, quedaban bloqueadas en la frontera”. Hicieron una primera acción en un campo de refugiados en Idomeni, en la frontera con Macedonia, y posteriormente otros en varios centros de internamiento, que Edorta y Arantza definen como “centros de detención de personas”. “Nosotros lo que hacíamos”, relata Arantza, “era hablar con ellos, conocer su situación de primera mano y decirles que hay gente en Europa que se está moviendo”. En algunos centros de internamiento apenas les dejaron entrar, por lo que tuvieron que hablar con los refugiados a través de rejas y vallas. También realizaron otra acción en Atenas, frente al Consulado español, “para denunciar que no está cumpliendo los cupos que tenía acordados”. El balance, según ellos, fue muy positivo, ya que otro de los objetivos de la expedición era que “cuando regresáramos hiciéramos públicas esas situaciones que permitieran seguir con la labor de sensibilización”.

Termópolis

Desde el punto de vista personal, toda la familia coincide en que les afectó lo que vieron en un precioso pueblo llamado Termópolis. Cuenta Edorta que, una vez finalizada la caravana, “nosotros nos quedamos unos días más de vacaciones en Grecia, así que decidimos ir a unos baños termales”. Allí, en Termópolis, vieron un edificio que había sido un hotel glamuroso en su tiempo y que actualmente estaba ocupado por refugiados. “El sitio era muy chulo”, dice Edorta, “pero aquello era una cárcel al aire libre en un entorno precioso”. Tuvieron la oportunidad de compartir impresiones con las voluntarias que estaban echando una mano a los refugiados. Una de ellas, que era odontóloga, les dijo que las dentaduras de los niños estaban fatal porque solo se alimentaban de zumos y productos muy azucarados. Sus hijos tuvieron la oportunidad de convivir con los más pequeños de aquel improvisado campamento. También sacaron en claro de aquella situación que “lo que necesita la gente allí son psicólogos y traductores, según nos dijeron las chicas que estaban trabajando allí”, señala Arantza. “La gente está con unas depresiones tremendas porque no quieren quedarse”, apostilla Arantza.

En el mismo viaje a Grecia surgió el siguiente debate: “Hemos venido hasta aquí a denunciar esto”, recuerda Edorta, “pero a las puertas de casa, en el Estado español existe una valla que impide el libre movimiento de las personas y provoca que muchas de ellas mueran en el camino”. Así se gestó la segunda caravana a Melilla que partirá el próximo viernes de Bilbao y otras ciudades del Estado. La hoja de ruta marca una primera parada en Las Bardenas (Nafarroa) para realizar un acto contra el polígono de entrenamiento de las fuerzas aéreas de la OTAN. Madrid y Sevilla serán las siguientes paradas antes de llegar a Algeciras. Allí denunciarán la situación que viven las personas recluidas en el Centro de Internamiento de Extranjeros. “En su día fue una cárcel”, cuenta Edorta, “se cerró por problemas de salubridad y se ha retomado para detener a gente que no ha cometido ningún delito”. De Algeciras irán a Málaga, donde aparcarán la autocaravana para tomar el barco que les traslade, junto al resto de expedicionarios, a Melilla. En la ciudad norteafricana denunciarán el centro de internamiento, las concertinas y la preocupante situación de un centro de acogida de menores que “está sobrepasado”. Según señala Edorta, “se calcula que hay unos 600 niños vagando por las calles de Melilla”. Finalmente, la caravana Abriendo Fronteras irá a Almería para “denunciar la situación que viven las trabajadoras y trabajadores migrantes en los invernaderos”. La familia Alonso-Iruretagoiena regresará a Euskadi en su autocaravana llena de nuevas experiencias tras abrir una nueva frontera.

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