Marisa Amundarain eta
Bego Aristondo egin dituzten txartelegaz
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Marisa Amundarain, Bego Aristondo, Josune Azkuenaga e Inma
Barrena son algunos de los nombres propios que se han puesto al frente de la
organización de la rogativa desde Arratia a Urkiola que se celebrará el próximo
sábado y que este año corresponde a la parroquia de Lemoa. No es la primera vez
que organizan esta ancestral tradición, pero sí la más diferente y especial. Y
es que se ha pasado de quedar en suspenso a tener que prepararlo todo con un
margen de apenas un par de semanas. Todo un reto al que se enfrentan
ilusionadas y esperanzadas.
“Lo más fácil habría sido suspenderlo, pero a medida que se
han ido dando pasos en la desescalada y que hemos podido volver a asistir a
misas presenciales, desde el consejo de Arratia se decidió retomar la rogativa.
Con algo de miedo o más bien precaución y con dudas sobre cómo hacerlo, lo que
está claro es que se hará”, comentan a una semana de la cita.
Una de las principales novedades es que no habrá autobuses
que puedan trasladar a los participantes hasta los pies del Santuario. Desde
hace unos años, corría por cuenta de la Mancomunidad de Arratia. Han decidido
que el dinero en este concepto sea invertido en otras necesidades sociales. Conscientes
de que era el medio de transporte elegido, sobre todo por las personas mayores,
más fieles a esta tradición, saben que puede retraer su asistencia, unido al
propio temor a contagiarse.
Otro inconveniente es el del aforo, que se ha visto limitado
por la obligación de mantener el espacio prudencial entre personas. “La zona
del coro estará cerrada. Iremos el jueves a reunirnos con el responsable del
Santuario y ver cómo lo organizamos para saber cuánta gente puede entrar, cómo
establecer la entrada y la salida, dónde colocar los hidrogeles para la
desinfección de las manos”, explican.
A pesar de todo, se muestran esperanzadas ante este gran
reto aun no sabiendo la respuesta que tendrá la presente edición. “El hecho de
que otros años hubiera que apuntarse con antelación para reservar la plaza en
los autobuses, ya nos daba una idea del número de personas que podrían ir, dato
que este año no tenemos, si bien unas 65 –detallan- ya nos han dicho que tienen
pensado ir a pie o en coche privado”. Asimismo, también esperan que el tiempo
que haga sea otro condicionante a favor o en contra.
En consecuencia, el éxito no se medirá por el número de
asistentes, sino por la celebración en sí. “El hecho de que se haga en una
situación tan especial y, a pesar de todo, haya quien se anime, ya nos parece
importante”, destaca Aristondo. De ahí que al lema principal inicial, ‘Jesusen
Jainkoa bidelagun’, hayan unido el de ‘Normaltasun barri bat’.
También aprovecharán la celebración de la eucaristía,
dirigida por el párroco Mikel Azpeitia, además de para recordar a todas las
personas que han fallecido o sufrido por la pandemia, para agradecer la labor
de quienes han estado en primera línea como las de las
residencias, Cáritas o Cruz Roja. Para ello, han preparado unas tarjetas hechas
a mano, que entregarán a los asistentes de estos colectivos.
Para llevarlo todo a buen fin, necesitarán de voluntarios
que se encarguen de abastecer de hidrogeles a la entrada y controlar el aforo.
En este sentido, les gustaría una mayor implicación de la juventud, que
garantice también el relevo generacional y la continuidad de una tradición, que
permite reunir, al menos una vez al año, a todos los fieles de Arratia.
“Sabemos que los tiempos han cambiado y siguen cambiando y que nosotros también
nos tenemos que adaptar. Todo comenzó como una rogativa para pedir al santo por
el que los arratianos siempre han sentido devoción, buenas cosechas y salud, y
aprovechar para pasar el día en hermandad. El hecho de poder ir andando y
juntarnos es otro aliciente”, remarcan.
Mª Carmen Valiente Sánchez
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