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sábado, 2 de febrero de 2013

La paz y el juego vacío de las palabras

Ahora que se acreca la Iniciativa Ziortza 2013, un aporte para nuestra reflexión: Pero la paz efectiva, tangible y evaluable es la que construiremos en la vida de los pueblos, en los ayuntamientos, en los ámbitos religiosos, expresiones culturales, fiestas... Allí donde se convive, se trabaja y se divierte todos los días.Colectivo Etikarte.


En medio de una pavorosa crisis económica y una envolvente presión mediática en torno a la problemática sobre los presos y las víctimas, hemos comenzado el año con una indisimulada desconfianza y preocupación cara al futuro. Se habla de un "tiempo nuevo". Pero los problemas, la incomunicación y los enfrentamientos partidistas, nos muestran que seguimos en un "tiempo viejo", viciado y caduco. 

Es verdad que la declaración unilateral de ETA renunciando a los asesinatos, secuestros, atentados etc. como arma política, ha creado un nuevo clima de seguridad que debe hacer posible un renovado análisis y aplicación de la política penitenciaria, más allá del tratamiento político que se quieran dar a esta realidad.
Por desgracia, entre nosotros existe todavía mucha gente que ha sufrido y sigue sufriendo a causa de esta situación en este momento histórico. Entre el olvido y la justicia hay un largo camino que recorrer para poder afirmar que nos encontramos "en un tiempo nuevo".

En las últimas declaraciones de ETA todavía no ha habido ninguna condena ni desaprobación de su actividad. Tampoco por parte de los dirigentes de la izquierda abertzale que durante largos años han comprendido, apoyado y defendido a los que la han llevado a cabo. Todavía hoy hieren profundamente la sensibilidad humana y la ética democrática expresiones calculadas y ambiguas como: "Si se ha podido hacer daño…", "La lucha armada era y es expresión del conflicto", "La lucha era necesaria e inevitable", "La izquierda abertzale no reniega de su pasado"...

Pero la justicia exige el reconocimiento de lo que en verdad sucedió.

Sabemos de los condicionamientos de toda índole que todos tenemos para realizar una autocrítica ideológica y ambiental que cuestione nuestras convicciones políticas. En un pueblo pequeño, como el nuestro, el papel de las relaciones sociales, de vecindad, pueblo o afinidad política, crea lazos muy estrechos, de los cuales es difícil desligarse. Además, son muchos los años de violencia y confrontación que hemos vivido en nuestro entorno. Superar todo ello lleva mucho tiempo.

Pero si queremos construir el difícil camino de la reconciliación al servicio de la pacificación, tanto respecto a las víctimas como a la justicia para con los presos, es necesario dar pasos más decisivos por parte de todos los partidos políticos y agentes sociales. Es condición necesaria reconocer el daño causado y cooperar en su posible aunque imperfecta reparación. Honestidad y rigor a la hora de examinar, conocer y manifestar lo ocurrido estos años, superando el odio y la venganza. La justicia, además de las relaciones actuales con las personas, ha de estar unida al reconocimiento de lo que en verdad sucedió. En este sentido, no deja de ser verdad que el colectivo de presos y, en su medida, la izquierda abertzale tienen todavía la indispensable y pendiente tarea ante la sociedad vasca de reconocer el mal inferido y ampliar así la empatía hacia su sufrimiento, algo ante el que se sienten lejanos amplios sectores de la población.

Pero tampoco queremos para nosotros un pasado lleno de deudas y cuentas pendientes como un lastre que nos impida mirar al futuro con esperanza. Por todo lo dicho ya en diversos foros, creemos que tampoco la sociedad vasca puede entender que después del cese de la violencia de ETA, el Gobierno no dé pasos más decididos en la humanización de la política penitenciaria. Tampoco que se siga aplicando sobre ellos una legislación excepcional relativa a los períodos legales de privación de libertad, a la excarcelación de presos con enfermedades incurables o al acercamiento a lugares cercanos a sus domicilios. La aplicación inflexible de una ley excepcional que limita el ejercicio de derechos de tales reclusos no puede lastrar el camino de la convivencia pacífica. La gestión de las políticas de las cárceles sigue siendo un tema cautivo para el Gobierno español, condicionado a su vez por los grupos de presión más cercanos a su ideología política.
¿Entonces, en qué espacios de verdad podemos apoyarnos para compartir un mismo relato? Llegados a este punto, hay algunas cuestiones de trascendental importancia: 

Necesitamos desterrar de una vez por todas el valor equívoco de las palabras. ¿Se pueden expresar con las mismas palabras ideas contradictorias o se pretende simplemente engañar o confundir al oponente político? La costumbre de ocultar la verdad con medias verdades convierte en cómplice necesario al que la practica y extiende a la vida política la idea de que todos los políticos son corruptos y mentirosos. ¿Qué significa en estos momentos "dialogar", "bases sólidas de justicia", "vivir un tiempo nuevo", "partir de cero", "conflicto político", "presos políticos o de intencionalidad política", "consenso"…?

No se puede avanzar en el consenso y en el diálogo abordando verdades inalterables. "Sólo lo que planteamos nosotros es la solución al problema". "Si no se hace lo que nosotros decimos, no habrá paz". Habremos de estar de acuerdo en que aún existiendo pluralidad de relatos sobre lo sucedido, si queremos construir una convivencia saneada, necesitamos un mínimo acuerdo común del relato a compartir.

Así, ¿en qué espacios de verdad podemos coincidir y apoyarnos para compartir un mismo relato, partiendo de proyectos diferentes? La Ponencia sobre la Paz que se apruebe en la Cámara Vasca debe ser fruto del consenso o carecerá de valor efectivo. 

Éstas y otras muchas preguntas necesitan respuestas precisas y, en ellas, hemos de implicarnos las instituciones públicas y los diversos agentes sociales. No se pueden dar respuestas partidarias y calculadas y menos mantener posturas inmovilistas a sabiendas de que tarde o temprano se deberá encarar este espinoso asunto.

Es fundamental el impulso de todas las instituciones, particularmente de la comisión de la verdad, para alcanzar la pacificación. Más aún ahora, en el que están presentes todas las fuerzas políticas en ellas. También la ayuda, que no la suplantación, de personas de prestigio internacional. Pero la paz efectiva, tangible y evaluable es la que construiremos en la vida de los pueblos, en los ayuntamientos, en los ámbitos religiosos, expresiones culturales, fiestas... Allí donde se convive, se trabaja y se divierte todos los días.
Si ahí no se comparte o se silencia al discrepante, sólo se construye la fachada hueca de una convivencia pacífica que todavía crea más frustración.



Bakearen eta hitz hutsen joko antzua

Patxi Meabe, Pako Etxebeste, Arturo Garcia eta Ramon Balenziaga
Etikarte Fundazioa

Krisialdi ekonomiko ikaragarri baten erdian, presoen eta biktimen auziei buruzko presio mediatiko hertsagarri batek inguratzen gaituela, konfiantza handirik gabe eta etorkizunagatik kezkatuta eman diogu hasiera urte berriari.

«Denbora berriak» aipatzen dira. Baina arazoek, komunikaziorik ezak eta liskar alderdikoiek erakusten digute «denbora zahar» biziatu berberean segitzen dugula. Egia da ETAren alde bakarreko adierazpenak segurtasun giro berri bat sortu duela; eta egoera horrek posible egin behar luke espetxe politika berritu bat aztertzea eta aplikatzea, presoen errealitateari eman nahi zaion tratamendu politikotik haratago.

Zorigaitzez, egoera hori dela-eta sufritu duen —eta sufritzen ari den — jende asko dago oraindik, une historiko honetan. Ahanzturaren eta justiziaren artean, bide luze bat korritu beharko da oraindik, «denbora berri» batean gaudela esateko.

ETAren azken adierazpenetan ez dago oraindik bere jardunaren gaitzespenik edo deitoratzerik. Ezta hartan tematu direnak hainbat urtez ulertu, sostengatu eta aldeztu dituzten Ezker Abertzaleko buruzagien aldetik ere. Gaur, oraindik, giza sentiberatasuna eta etika demokratikoa biziki minberatzen dituzten adierazpen kalkulatu bezain anbiguoak entzuten dira.

2. Gauza jakina da zer-nolako baldintzak eta oztopoak ditugun gure konbikzio politikoak zalantzan jar ditzakeen autokritika ideologiko bat egiteko. Gizarte harremanek, auzokoa edo herrikoa izateak edo gogaidetasun politikoak oso lotura estuak eratzen dituzte pertsonen artean, eta benetan zaila da horietatik askatzea. Gainera, urte luzetako indarkeria eta konfrontazioa bizi izan ditugu. Hori gainditzeak denbora eskatzen du.

Baina bakearen zerbitzuan egon beharko duen adiskidetzearen bide zaila eraiki nahi badugu, hala biktimekiko nola presoei zor zaien justiziarekiko, beharrezkoa da urrats erabakigarriagoak egitea alderdi politiko eta gizarte eragileen aldetik. Horretarako, ezinbesteko baldintza da eragindako kaltea aitortzea eta berori konpontzen laguntzea. Zintzotasuna eta zorroztasuna beharrezkoak dira urte horietan gertatu zirenak aztertu, ezagutu eta adierazteko orduan, gorrotoa eta mendeku gosea behin gainditu ostean. Justiziak, pertsonekiko egungo hartu-emanei ez ezik, egiaz gertatu zena aitortzeari lotuta egon behar du. Ildo horretatik apartatu gabe, esan beharra dago presoen kolektiboak eta, dagokion neurrian, Ezker Abertzaleak oraindik ez dutela eragindako kaltea aitortu, eta nahitaezko zeregina da hori haien sufrimenduarekiko enpatia hedatzea nahi badute, populazioaren sektore zabalak oso urrun sentitzen baitira mundu horrekiko.

Baina ez dugu gure herriarentzat zorrez eta kitatzeke dauden kontuez betetako iraganik nahi, etorkizunari itxaropenez begiratzea eragozten digutelako. Hainbat forotan esan den bezala, uste dugu euskal gizarteak ez duela jada ulertzen, ETAren indarkeria behin amaiturik dela, Gobernuak pauso sendoagoak ez ematea espetxe politika gizatiarrago baten alde. Ezta preso horiei salbuespenezko legeriak aplikatzen jarraitzea ere, askatasun gabeko legezko aldiak luzatuz, gaixotasun sendaezineko presoei espetxetik irtetea ukatuz edo beren etxeetatik hurbilagoko kartzelatara ez ekarriz. Presoen eskubideak mugatzen dituen salbuespenezko lege baten aplikazio zurrunak ezin lezake zamatu eta zaildu elkarbizitza baketsurako bidea. Espetxeetako politiken kudeaketa gai gatibua da Espainiako Gobernuarentzat, baldintzatua baitago bere ideologia politikotik hurbilen dauden presio taldeen aldetik.

3. Behingoz baztertu beharra dauzkagu hitzen esanahi bikoitzak. Hitz berberekin kontrako ideiak adieraz litezke, ala ez da, jokabide horrekin, arerio politikoa nahasaraztea besterik bilatzen? Erdizkako egien bitartez egia bera ezkutatzeko ohiturak gaizkide bilakarazten du horrela jokatzen duena eta politikari guztiak ustelak eta gezurtiak diren ideia zabaltzen laguntzen du. Zer esan nahi dute hitz hauek: «elkarrizketa», «justiziazko oinarri sendoak», «denbora berri bat bizi», «hutsetik abiatu», «gatazka politikoa», «preso politikoak edo intentzio politikoa dutenak», «adostasuna»…?

Ez dago adostasunean eta elkarrizketan aurrera egiterik, egia ukiezinak banderatzat hartuta. «Guk proposatzen duguna da arazoaren soluzio bakarra». «Ez bada guk esaten duguna egiten, ez da bakerik izango». Gertatuari buruz hainbat kontakizun daudela onartuta ere, bizikidetza saneatu bat eraiki nahi badugu, gutxieneko adostasun bat beharko dugu kontakizun hori nolabait partekatzeko.

Beraz, zer egia gunetan etor gintezke bat eta, hortaz, oinarritzat har genezake, kontakizun berbera partekatzeko, proiektu desberdinetatik abiatuta? Eusko Legebiltzarrean onartzen den Bakearen Txostenak adostasunaren fruitu izan beharko du edo ez du ezertarako balioko.

Galdera horiek eta beste hainbatek erantzun zehatzak eskatzen dituzte. Erantzun horietan busti behar genuke erakunde publikoek eta zerbait esateko duten gizarte eragileek. Ez da zilegi erantzun alderdikoiak eta kalkulatuak ematea, eta gutxiago postura higigaitzetan tematzea, jakinik noizbait heldu beharko zaiola gai arantzatsu honi.

Garrantzi handikoa da erakunde guztien bultzada, Egiaren Batzordearena, bereziki, bake egoera lortzeko. Are gehiago orain, indar politiko guztiak ordezkatuak baitaude. Baita nazioartean prestigioa duten pertsonen laguntza ere, aholkulari gisa. Baina bake eraginkorra herriko bizitzan, udaletan, erlijio eremuetan, kultur adierazpenetan, jaietan eta abar eraiki beharko dugu, guztion artean. Egunero elkarrekin bizi, lan egin eta jostatzen garen tokietan. Hor partekatzen ez bada edo ados ez dagoena isilarazten bada, oraindik frustrazio gehiago sortuko duen bizikidetza azal huts bat besterik ez dugu izango.

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