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sábado, 22 de febrero de 2020

Zeanuri celebra su San Valentín

Un reportaje de Iker Barrutieta en DEIA.


ZEANURI vivió ayer una jornada festiva en torno a San Valentín. Las cifras 90,5 y 0,8 ya aparecen en el libro de actas en el que los zeanuritarras dejan constancia del lento crecimiento de la encina ubicada al lado de la ermita de la Piedad. Tal y como llevan haciendo desde hace 62 años, y en el marco de la festividad en honor a San Valentín, los vecinos de la barriada de Eleizondo midieron ayer, una vez más, el contorno de la encina. Y lo hicieron tras varios actos que precedieron a esta peculiar tradición. Y es que la celebración que ayer disfrutaron en el conjunto monumental de Eleizondo volvió a demostrar que goza de buena salud.


Decenas de zeanuritarras se reunieron pasadas las 11.00 horas para comenzar la jornada en la iglesia de Andra Mari, media hora más tarde. Justo después, se llevó al santo en procesión a la ermita de la Piedad. Pero antes del breve recorrido, los niños del grupo de danzas Arrikibar de Zeanuri le bailaron un fenomenal aurresku. En la procesión, portaron la imagen del santo cuatro mujeres (andariak); Jone Lauzirika, Itsasne Atutxa, Ariane Iturbe e Ixone Garai. Fue un acto corto, como siempre, puesto que la ermita de la Piedad, que es hasta donde se lleva la talla de San Valentín, está situada a escasos 50 metros de la parroquia de Andra Mari.

En esta ermita humilladero de la Piedad, que acoge a San Valentín y por cuyo pórtico pasaba el antiguo camino real, descansará hasta el año que viene. Pasadas las 12.15 horas, se celebró el acto de medición de la encina. Un año más, ha vuelto a crecer, y sigue anclando fuerte sus raíces a la tierra, como si hiciera un guiño a esas tradiciones que también han echado raíces en la barriada, y de qué manera. Los 62 años midiendo la encina dan buena fe de ello. Después de medirla, se firmó el libro de actas, y el mayordomo de este año, Gabriel Herreros, se encargó de pasarle el libro y las llaves de la ermita al mayordomo del próximo año, en este caso, Xabier Intxaurraga. Midió la encina el zeanuritarra Igor Intxaurraga.

Para terminar con la celebración de San Valentín, se repartió entre las personas asistentes el barauskarria, un picoteo consistente en tocino, pamitxa y vino. Tampoco faltaron los txistularis y bertsolaris del municipio.

El carro, la yunta y el árbol 

 Dentro del programa de las celebración en honor a San Valentín en Zeanuri, es muy singular el acto de la medición de la encina. Es una cita que llevan haciendo en Eleizondo desde 1959, en una tradición que año tras año se ha ido repitiendo el mismo día de San Valentín o el día en el que se celebra la fiesta. Según cuentan sus propios vecinos, en este caso Pedro Lejarza, "la actual encina de la Piedad es un ejemplar que sustituyó a otra que existía anteriormente en el mismo lugar. Se plantó en el año 1958".

La historia añade todavía más peculiaridad a este tradición, puesto que, en palabras de Lejarza, "la trajeron Guillermo y Marcos, del caserío Zutzute, en un carro tirado por una yunta de vacas desde el monte Eleizbaso y la plantaron junto con los demás vecinos de la barriada". Por lo tanto significaba mucho para la gente de la barriada. Los años siguientes, y "en medio del ambiente festivo de las celebraciones San Valentín, lo medían para comprobar cuánto había crecido".

En esos años, de la medición se encargaba Ceferino Lejarreta, ya fallecido, y tras medirlo se daban por concluidas las fiestas. "En los últimos años, a medida que fallecían nuestros mayores, la tradición ha ido perdiendo fuerza, hasta que el año 2007 nos dimos cuenta que no lo podíamos dejar desaparecer", cuentan quienes se encargaron de recuperarla. Fue en 2008 cuando, los vecinos de Eleizondo decidieron continuar con esta tradición que comenzaron sus antepasados, y ese mismo año, "tratando de dar un cierto carácter oficial al acto, abrieron un libro de actas donde firman el mayordomo, el secretario y la persona encargada de medir la encina".


De esto se encarga ahora Igor Intxaurraga, pero antes, en 2009, "fue el hijo de Ceferino Lejarreta, Gregorio Lejarreta (ya fallecido), quien se encargó de medir la encina hasta el año 2015, año en que falleció". En el año 2016 Igor Intxaurraga cogió ese importante testigo

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