Erramu domekea

viernes, 21 de marzo de 2025

Agur Sor Begoña

 


Isabel Sautua Ayesta era una religiosa Mercedaria oriunda del caserío Olarte goiko de Orozko, que ya no existe. El pasado día 1 falleció debido a varias complicaciones que tenía, sobre todo por un cáncer que se le detectó y que era imposible pararlo. Dos días después celebramos su funeral en el lugar donde vivió en su última etapa, el convento y colegio de las Madres Mercedarias del barrio Rentería en Gernika-Lumo, en la iglesia de san Bartolomé de la calle Mertzede.

Oficiaron cuatro sacerdotes la eucaristía, comandados por el vicario de la zona de Busturialdea, el mundakarra Jose Mari Kortazar, Iñaki Jauregi, el bilbaíno Jesús Llarena y Jesús Zalbidea (párroco jubilado), estando en el templo 61 personas despidiéndole a sor Begoña (este fue el nombre que adoptó cuando se hizo monja).

Tuve la inmensa suerte de ser su amigo. Era una señora de pocas palabras, mirada fija y suave, siempre muy disponible, dedicando toda su vida a las chicas, en varios colegios donde vivió. Su especialidad era la contabilidad y a sus compañeras, en muchos lugares, les enseñaba a llevar las cuentas. Digamos que era un tanto tozuda, se exigía a sí misma hacer bien las cosas y eso le llevaba a un mayor esfuerzo.

Fue maestra y estudió la carrera de piano y órgano al mismo tiempo que la de docencia. La homilía la abrió y cerró Belén Olareta, madre superiora del lugar, ensalzando su sencillez y tanto conocimiento que tenía de la vida y de Dios. “Por ser buena con tanta generosidad celebramos su vida y resurrección, con gozo. Nos hablaba con sus obras y con su servicio a los demás” nos dictó Belén.

Sor Begoña tuvo a sus aitas como ejemplo de grandes devotos religiosos, acogían en su casa a gente que lo necesitaba, me contaba Isabel, siendo ella muy jovencita, la mandaron a estudiar a Madrid para ser monja. Fue hace creo 66 años cuando acompañada por un primo, del barrio de Epaltze, Pedro María Lecanda Sautua, fueron en tren. En aquella época casi sólo hablaba euskera. Volvió hace cinco años a su Orozko natal habiéndosele olvidado por completo su idioma materno, cogiendo el testigo del convento y colegio que tenemos en el barrio de Ibarra de la comunidad Mercedaria, encargándose de alegrar la vida de las 65 chicas que en él habitan.

Aquí, en Orozko, dentro del convento, se cayó y se rompió la cadera, tenía 77 años y la llevaron a Gernika-Lumo con sus compañeras y en compañía de la única monja que nos queda en el pueblo, Mercedes Garate Adaro. Entonces fue cuando se descubrió que padecía cáncer. Curiosamente eran vecinas ambas madres, Mercedes nació en Altamira, distante a menos de un kilómetro de Olarte.

En 2020 llamé a la puerta del convento de Ibarra para conocerla. Andaba buscando datos de la mujer vizcaína, bajo mi punto de vista, más importante del siglo XVII, que no es otra que LA VENERABLE SOROR MAGDALENA DE CRISTO ANGELUA Y UGALDEA. Esta monja benefactora era de Zaloa, distante a otro 1 km de Ibarra, como sor Begoña. Tuvo la amabilidad de enseñarme el dormitorio de ambas. Las dependencias monacales están igual que hace cinco siglos, el suelo de tablazón de castaño de los bosques de Orozko, muebles, el piano, los cuadros…

Como decía uno de los informes que recibió el Vaticano solicitando información al de dos años de la muerte de la soror acerca de su vida, “exhalaba un olor especial que denunciaba sensorialmente tan delicada virtud, sus penitencias…”. Me pareció oler algo parecido en aquel cuarto.

 

Tanto me embaucó que le dije que quería ayudarle con las chicas que vivían con ella y así empecé una colaboración de 12 domingos que, en compañía de mi hija Udiarraga (entonces tenía 12 añitos), en la iglesia del convento, hicimos de todo. Bailamos, les di sesiones de diapositivas, contamos chistes, reímos muchísimo, lloramos de felicidad, llevábamos 65 paquetes de chucherías, merendábamos con ellas, una lección de vida para mi hija y para mí difícil de explicar. Sor Begoña no sabía como agradecernos esa dedicación y yo tampoco la suya con las chicas.

 

Sor Begoña era buena persona, su mirada irradiaba paz. Su verbo suave, silencioso, su dulzura al contestarte, hacían te embaucara como si fuera un hada madrina. Destaco para terminar su trabajo con los presos en Madrid en concordancia con la misión mercedaria.

 

Descanse en la paz del Señor. Agradecido a la vida por haberla conocido y haberme enseñado algo de lo mucho que sabía, siempre en silencio.

Iñaki García Uribe

Mientras nosotros estamos preparando la cuaresma, Begoña se nos ha adelantado a celebrar la pascua definitiva.

Garizuma bidea da, gure bizitzaren ispilua. Aurtengo garizuma etzi hasiko dogu ospatzen, hautsekaz. Pazkoan amaitzen da bide hori. Ba aurretik joan jaku Begoña. Gure esperantza dan betiko bizitza gozatzera Jainkoaren altzoan.

Peregrinos en la esperanza. Un camino jubilar que nos habla que no somos trotamundos o turistas  en el desierto de este mundo.

Amaitu dau gure arteko bere bidea Begoñak. Orozkon jaioa. Mertzediarrak izan zarie bere familia, alkartea eta bizitza. Madrilen, Orozkon, azken hiru urtean gure artean. Trebea zenbakiekaz. Kongregazioaren kontuak ere eroan zituan, parrokikoak be bai azken urtean. Argi eta zehatz. Pozik gure mezakaz, bere gaztaroko meza alaiak ekartzen eutsoezan gogora. Orain ezagutuko dau benetako poza, Jainko Onaren laguntasunean.

Nuestras obras hablan de los que es nuestro corazón, así nos dice el evangelio. Así hablaba Begoña, más de números y cifras que de palabras.

Bere bihotz osoa gogoan izango dozue eta eskertu. Arbola onak fruitu onak emoten ditu. Arbola txarrak ezin emon fruitu onik. Ebanjelioan sarritan gertatzen dan lez, aholku hau ez da hil eta gerorako Gaur egun gure artean bizikidetza hobea eta zoriontsuagoa eroateko baino. Ez da beti erreza. Erronka eta oparia baino. Bete behar dogun erronkea, Juanaren errukiaren oparia.

En esta celebración nos corresponde dar gracias a ella, por sus años de vida mercedaria y creyente, y a Dios por ella, su fe y su entrega.

Ba Jesusen Jainko lagun, etxeko, aita eta ama horren altzoan ixten dozue zuen aizta. Eta Jainko Aita-Ama horren bakeak, zuok ere, astiro astiro, laztandu, besarkatu, zaindu zagiezala.

Ikusi arte Begoña, eskerrik asko!

Homilia el día de su misa funeral

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