En este libro se defienden dos ideas mayores: que
lo mejor del catolicismo no está en el pasado, sino que puede estar en
el futuro, que está delante de nosotros y no detrás. Lo que exige otra
Iglesia: sinodal, superando el clericalismo, liberándose de la era de la
cristiandad y, al fin, habilitando completamente a la mujer en su seno.
La segunda, para significar que, en la era secular, global, plural y
crecientemente desigual en la que nos encontramos, necesitamos superar
la fractura binaria entre creyentes y no creyentes, de tal suerte que
todos los que, con buena voluntad, tengan inquietud por un mundo mejor,
más justo, puedan trabajar conjuntamente en ello, y desde sus propias
convicciones personales.