La idea central de este discurso es que las obras tradicionales de justicia agraden a Dios y sólo a Dios. La limosna, la
oración y el ayuno no pueden alimentar la vanidad; deben quedar en el secreto
de Dios. La limosna era como la obra de justicia por excelencia. Se le
daba cierta publicidad para obligar a los bienhechores a mantener sus promesas y despertar emulación. La oración era también generalmente pública. El ayuno no estaba muy extendido en el judaísmo oficial en tiempos de Jesús, pero las sectas lo practicaban frecuentemente y con fines de propaganda ostentosa. Jesús no quiere sumar otras prácticas a estas observancias; sí propone perfumarse cuando se ayuna o ignorar lo que hace la mano derecha. La intención está puesta en el espíritu que debe animar estas obras y en denunciar la hipocresía de quienes creen servir a Dios buscándose a sí mismos.
Renunciar a que la mano izquierda conozca lo que hace la derecha, o renunciar al reconocimiento de los demás es la forma cabal de honrar a Dios y al prójimo.
GARIZUMAKO PREGOIA
Bataiatuak izan zaretenok,
Espirituaren ahotsa entzun duzuenok,
Jainko biziaren errebelazioari ongi etorri egin diozuenok,
haren seme edo alaba zaretela sumatu duzuenok,
sartu basamortuan beldurrik gabe
eta ibili arin-arin!
Joan-etorri dabilen aldia da Garizuma,
ibilian bizi beharreko aldia,
ezeri lotu gabe, atxiki gabe, lanturik gabe,
esperantza larru bizi
eta begiak beste aldi bati josirik,
Pazkoari, behin betiko horri.
Sartu Garizuman konbentzimenduz,
borrokarako prest,
horniduraz arin;
gogoa argi,
barrua txeraz eta errukiz blai,
oinetakoak neurriko
eta zeuekin buruaz pazientzia handiko.
Utz kulunka zaitzaten Espirituaren brisak;
ipini bihotza sintonian
Jainkoaren taupadekin eta atsekabetuen oihuarekin,
edan biziaren iturritik
eta ez utzi engaina zaitzaten basamortuko lilurak.
Jaitsi menditik biziaren bidera,
jaitsi beldurrik gabe eta misterioz blai.
Ez profanatu tenplu biziak,
bilatu gauez Nikodemok bezala
eta, greziar haiek bezala,
galdetu Jesusez eta haren Erreinuaz
ikasle eta adiskideei
eta nola erein zeuen burua munduaren alorrean
Erreinuko erara erne dadin.
Bizi Garizuma guztiz esna,
elkartean ibiliz,
fedez, esperantzaz, maitasunez,
BEGIAK Jesusi josirik.
Ez galdu aukera hori!
(Ulibarri Florentino. Euskeraz: Dionisio Amundarain).
PREGÓN DE CUARESMA
Los que hemos sido bautizados,
los que hemos acogido la revelación del Dios vivo,
los que hemos descubierto que somos sus hijos,
los que seguimos escuchando la voz del Espíritu,
¡adentrémonos en el desierto sin miedo
y caminemos con paso ligero!
Cuaresma es ese tiempo de preparación e inicio,
tiempo para vivirlo en camino,
sin instalarse, sin retenerlo, sin lamento,
con la esperanza siempre mantenida
y la mirada fija en otro tiempo, la Pascua,
que siendo tiempo de paso es definitivo.
Entremos en Cuaresma convencidos,
listos para el combate, ligeros de equipaje,
con mente despejada, calzado apropiado,
entrañas llenas de ternura y misericordia
y mucha paciencia con nosotros mismos...
¡Bien equipados en cuerpo y espíritu!
Dejémonos mecer por la brisa del Espíritu;
pongamos nuestro corazón en sintonía
con los latidos de Dios y el grito de los afligidos,
desprendámonos de todo lo accesorio,
bebamos en los manantiales de la vida
y no nos dejemos engañar por los espejismos del desierto.
Bajemos del monte a los caminos de la vida,
no nos acomodemos en las alturas,
descendamos sin miedo y llenos de misterio,
y vayamos al encuentro de quienes andan perdidos
y necesitan salud y consuelo.
¡No profanemos los templos de Dios vivos!
Acudamos a los pozos de agua fresca de nuestra tierra
y, como aquella mujer samaritana,
dialoguemos con quien nos pide e interroga
aunque no sea de nuestra cultura, fe y cuerda.
¡Quizá así conozcamos el don de Dios:
cómo nos ama, busca, sueña y espera!
No miremos nuestra ceguera y vida rota
como consecuencia y castigo de nuestra historia.
Él no viene para que todo siga tal como está
sino para ofrecernos la novedad de Dios y su amistad,
para abrirnos los ojos, cambiarnos por dentro
y deshacer tantos e insoportables montajes y miedos.
En Cuaresma, y en todo tiempo, los cristianos
estamos amenazados no de muerte sino de vida,
aunque seamos unos parias o unos lázaros cualquiera.
Vivamos en paz y sin atormentarnos
a pasar de los afanes de la vida y de la historia,
pues Él pasa junto a nosotros, nos ama y cura.
Los que hemos sido bautizados,
vivamos la Cuaresma bien despiertos,
caminando en fraternidad, sin miedo,
con fe, esperanza y amor sostenidos,
y fijos los ojos en Jesús Nazareno
que va junto a nosotros abriéndonos camino.
Los que hemos sido bautizados,
los que hemos acogido la revelación del Dios vivo,
los que hemos descubierto que somos sus hijos,
los que seguimos escuchando la voz del Espíritu,
¡adentrémonos en el desierto sin miedo
y caminemos con paso ligero!
Cuaresma es ese tiempo de preparación e inicio,
tiempo para vivirlo en camino,
sin instalarse, sin retenerlo, sin lamento,
con la esperanza siempre mantenida
y la mirada fija en otro tiempo, la Pascua,
que siendo tiempo de paso es definitivo.
Entremos en Cuaresma convencidos,
listos para el combate, ligeros de equipaje,
con mente despejada, calzado apropiado,
entrañas llenas de ternura y misericordia
y mucha paciencia con nosotros mismos...
¡Bien equipados en cuerpo y espíritu!
Dejémonos mecer por la brisa del Espíritu;
pongamos nuestro corazón en sintonía
con los latidos de Dios y el grito de los afligidos,
desprendámonos de todo lo accesorio,
bebamos en los manantiales de la vida
y no nos dejemos engañar por los espejismos del desierto.
Bajemos del monte a los caminos de la vida,
no nos acomodemos en las alturas,
descendamos sin miedo y llenos de misterio,
y vayamos al encuentro de quienes andan perdidos
y necesitan salud y consuelo.
¡No profanemos los templos de Dios vivos!
Acudamos a los pozos de agua fresca de nuestra tierra
y, como aquella mujer samaritana,
dialoguemos con quien nos pide e interroga
aunque no sea de nuestra cultura, fe y cuerda.
¡Quizá así conozcamos el don de Dios:
cómo nos ama, busca, sueña y espera!
No miremos nuestra ceguera y vida rota
como consecuencia y castigo de nuestra historia.
Él no viene para que todo siga tal como está
sino para ofrecernos la novedad de Dios y su amistad,
para abrirnos los ojos, cambiarnos por dentro
y deshacer tantos e insoportables montajes y miedos.
En Cuaresma, y en todo tiempo, los cristianos
estamos amenazados no de muerte sino de vida,
aunque seamos unos parias o unos lázaros cualquiera.
Vivamos en paz y sin atormentarnos
a pasar de los afanes de la vida y de la historia,
pues Él pasa junto a nosotros, nos ama y cura.
Los que hemos sido bautizados,
vivamos la Cuaresma bien despiertos,
caminando en fraternidad, sin miedo,
con fe, esperanza y amor sostenidos,
y fijos los ojos en Jesús Nazareno
que va junto a nosotros abriéndonos camino.
Florentino Ulibarri
SINESTEN DUT
Ustetsuentzakoa da aldi hau.
Entrenatzeko aldia,
ariketa- eta borrokarakoa;
bizkar poltsa arin eta ibili lasterrekoa.
Bidez bideko eta bereizketa-aldia,
bihotz-berritze eta konpromisokoa
probaldi eta basamortuko topaketakoa,
estepan, isiltasunean.
Bizi-egitasmoen aldia,
erabakien eta saihesteena;
noiz edo noiz, antzaldatzeena.
Gizadi hautsi eta zatituaren aldia,
paradisuaren bila
edota agindutako lurraren.
Tentazio-aldia,
Tabor mendi eta konbertsioarena,
estropezu, zauri eta itsutzeena,
barkazio, berregite eta ur biziarena.
Guztia berrogei eguneko kontua!
Hauxe da pertsona berrien aldia,
trabak bota dituztenena
idolo sekretuen eta harrokeria faltsuenak,
jada soilik amesten dituztenenak
Aitaren errukia eta besarkada.
(Fl. Ulibarri, Euskeraz: Dionisio Amundarain).
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