Abenduko izarrak

domingo, 29 de junio de 2014

La botica para el alma no cabe en el pastillero

Dicen en Cáritas que muchos mayores sufren porque no se cubren sus necesidades afectivas o espirituales, escribe A. Rodríguez en DEIA.

Están pendientes de que sus padres coman, vivan confortablemente y tomen la medicación, pero no reparan en que la botica para el alma no la dispensan en las farmacias.

 “Muchas veces el sufrimiento de las personas mayores no viene porque no estén cubiertas sus necesidades básicas, sino porque tienen otras, como las afectivas, sociales o espirituales, de las que no somos conscientes y, por tanto, no les damos respuesta”. Lo dice, con trece años de experiencia a sus espaldas, Pili Castro, responsable del área de mayores de Cáritas Bizkaia, que gestiona sendos proyectos de acompañamiento y respiro para familias cuidadoras.

 “Los voluntarios hacen una labor de tipo afectivo, conversan con la persona, le acompañan a tomar café o la visitan en la residencia. Ella siente que es especial para alguien y que tiene una relación que va más allá del cuidado, la higiene y la comida”, explica. Pese a los beneficios, no todos aceptan este apoyo.

“Hay hijos a los que se lo propones y se ofenden: ¿Me estás diciendo que no atiendo bien a mi madre? No. Estamos diciendo que la necesidad de relacionarse se mantiene cuando somos mayores y que el trato digno a la persona también pasa por atender eso”. Tampoco se suele tener en cuenta, añade, que “muchos son muy religiosos y, en la medida en la que están en una residencia o ya no pueden salir de casa, se ven privados de ir a misa o tomar la comunión”.

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