Un reportaje de Iker Barrutieta en DEIA.
ZEANURI
vivió ayer una jornada festiva en torno a San Valentín. Las cifras 90,5
y 0,8 ya aparecen en el libro de actas en el que los zeanuritarras
dejan constancia del lento crecimiento de la encina ubicada al lado de
la ermita de la Piedad. Tal y como llevan haciendo desde hace 62 años, y
en el marco de la festividad en honor a San Valentín, los vecinos de la
barriada de Eleizondo midieron ayer, una vez más, el contorno de la
encina. Y lo hicieron tras varios actos que precedieron a esta peculiar
tradición. Y es que la celebración que ayer disfrutaron en el conjunto
monumental de Eleizondo volvió a demostrar que goza de buena salud.
Decenas
de zeanuritarras se reunieron pasadas las 11.00 horas para comenzar la
jornada en la iglesia de Andra Mari, media hora más tarde. Justo
después, se llevó al santo en procesión a la ermita de la Piedad. Pero
antes del breve recorrido, los niños del grupo de danzas Arrikibar de
Zeanuri le bailaron un fenomenal aurresku. En la procesión, portaron la
imagen del santo cuatro mujeres (andariak); Jone Lauzirika, Itsasne
Atutxa, Ariane Iturbe e Ixone Garai. Fue un acto corto, como siempre,
puesto que la ermita de la Piedad, que es hasta donde se lleva la talla
de San Valentín, está situada a escasos 50 metros de la parroquia de
Andra Mari.
En esta ermita
humilladero de la Piedad, que acoge a San Valentín y por cuyo pórtico
pasaba el antiguo camino real, descansará hasta el año que viene.
Pasadas las 12.15 horas, se celebró el acto de medición de la encina. Un
año más, ha vuelto a crecer, y sigue anclando fuerte sus raíces a la
tierra, como si hiciera un guiño a esas tradiciones que también han
echado raíces en la barriada, y de qué manera. Los 62 años midiendo la
encina dan buena fe de ello. Después de medirla, se firmó el libro de
actas, y el mayordomo de este año, Gabriel Herreros, se encargó de
pasarle el libro y las llaves de la ermita al mayordomo del próximo año,
en este caso, Xabier Intxaurraga. Midió la encina el zeanuritarra Igor
Intxaurraga.
Para
terminar con la celebración de San Valentín, se repartió entre las
personas asistentes el barauskarria, un picoteo consistente en tocino,
pamitxa y vino. Tampoco faltaron los txistularis y bertsolaris del
municipio.
El carro, la yunta y el árbol
Dentro
del programa de las celebración en honor a San Valentín en Zeanuri, es
muy singular el acto de la medición de la encina. Es una cita que llevan
haciendo en Eleizondo desde 1959, en una tradición que año tras año se
ha ido repitiendo el mismo día de San Valentín o el día en el que se
celebra la fiesta. Según cuentan sus propios vecinos, en este caso Pedro
Lejarza, "la actual encina de la Piedad es un ejemplar que sustituyó a
otra que existía anteriormente en el mismo lugar. Se plantó en el año
1958".
La historia añade
todavía más peculiaridad a este tradición, puesto que, en palabras de
Lejarza, "la trajeron Guillermo y Marcos, del caserío Zutzute, en un
carro tirado por una yunta de vacas desde el monte Eleizbaso y la
plantaron junto con los demás vecinos de la barriada". Por lo tanto
significaba mucho para la gente de la barriada. Los años siguientes, y
"en medio del ambiente festivo de las celebraciones San Valentín, lo
medían para comprobar cuánto había crecido".
En esos años, de
la medición se encargaba Ceferino Lejarreta, ya fallecido, y tras
medirlo se daban por concluidas las fiestas. "En los últimos años, a
medida que fallecían nuestros mayores, la tradición ha ido perdiendo
fuerza, hasta que el año 2007 nos dimos cuenta que no lo podíamos dejar
desaparecer", cuentan quienes se encargaron de recuperarla. Fue en 2008
cuando, los vecinos de Eleizondo decidieron continuar con esta tradición
que comenzaron sus antepasados, y ese mismo año, "tratando de dar un
cierto carácter oficial al acto, abrieron un libro de actas donde firman
el mayordomo, el secretario y la persona encargada de medir la encina".
De esto se encarga ahora Igor
Intxaurraga, pero antes, en 2009, "fue el hijo de Ceferino Lejarreta,
Gregorio Lejarreta (ya fallecido), quien se encargó de medir la encina
hasta el año 2015, año en que falleció". En el año 2016 Igor Intxaurraga
cogió ese importante testigo
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