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En una jornada en la que el sol y las ganas de aprender fueron protagonistas, los más jóvenes de Zeanuri pudieron conocer de primera mano, parte del patrimonio histórico con el que cuenta esta localidad situada a los pies del Gorbea, en el valle de Arratia. Y es que en una visita organizada por la Iglesia de Arratia, que contó con la colaboración del zeanuritarra Jon Urutxurtu -hizo las veces de guía- pequeños y mayores pudieron disfrutar de los tesoros que guarda la parroquia de Zeanuri.
La visita en la barriada de Eleizondo dio mucho de sí y muchos elementos, que la mayoría de las personas residentes en Zeanuri han visto en innumerables ocasiones, pudieron tomar otra dimensión gracias a las explicaciones del guía, que no se dejó ni un detalle de todo lo que vieron los asistentes. 35 niños y niñas y 18 adultos de la localidad visitaron la iglesia de Andra Mari, un templo reconstruido en el año 1702, precisamente sobre una iglesia anterior.
Entonces, varias personas comienzan también a preguntarse sobre ese detalle, coincidiendo la mayoría de ellas en que no se habían percatado nunca de tal particularidad. El guía explicó a la perfección que el retablo de la iglesia tiene influencia flamenca, “el modelo de Virgen de los Países Bajos debido a la relación comercial entre Vasconia y aquellas tierras a través de los puertos”.
Durante la visita, muchos fueron los que pudieron disfrutar de cerca del retablo mayor del templo, que goza de una riqueza en elementos muy notable y que está catalogado como Patrimonio Nacional por el Gobierno vasco. Tampoco defraudó a nadie, al revés, la visita al campanario, donde todas las personas pudieron contemplar las campanas y, como no, las vistas de esta anteiglesia. Dentro de la parroquia, además, Karmele Angoitia acompañó con el órgano la visita y los participantes tuvieron la oportunidad de ver esta joya tanto por fuera como por dentro. Cabe destacar que el órgano tiene 108 años.
La ermita
La visita también se detuvo en la ermita de La Piedad, donde se celebra una de las fiestas más peculiares de Zeanuri, la de San Valentín. Aquí, y bajo la atenta mirada de pequeños y mayores, el guía explica su pasado medieval -la calzada pasaba por allí- y otros aspectos curiosos, como “las rejas que impedían la entrada de animales al pórtico, las piedras emblemáticas con los datos de los benefactores de la reconstrucción de 1702, etc.”. Además, para la ocasión se diseñaron unas fichas didácticas que los pequeños completaron sin problemas.
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