Fotos: Asier Astigarraga, Segundo Oar-Arteta, Alvaro Ruiz y Petra Uriarte
Misa en la niebla
Ángel Mari Ruiz de Olano, Álvaro Ruiz
y Álvaro Gastón salieron temprano desde Murguía, dejaron el coche en Zarate y
se encaminaron hacia la Cruz
del Gorbea. Un día espléndido, 31 de julio, festividad de San Ignacio de
Loyola. El sol se derramaba sobre el trío cuando empezaron a descender hacia
Igiriñao, en la parte de Bizkaia.
Una espesa
niebla iba ocultando los rayos de sol que apenas dejaban ver más allá de dos
metros. Por la parte norte, los continuos avisos alarmistas de la tele y la
tormenta de las ocho de la mañana habían dejado paso a una espesa niebla.
Al llegar a
la zona de los refugios, ceca de la ermita de Nuestra Señora de las Nieves, ya
se estaba congregando un grupo de personas para la celebrar la misa.
Había dudas,
unos opinaban que mejor poner el altar al abrigo del pórtico del refugio del Juventud.
Otros que había que mantener la tradición de la campa. Tiempo para cambiarse de
ropa, ponerse algo seco, compartir un bocadillo o saludar a los amigos.
Al final un
grupo de voluntarios de la Cruz Roja y
trabajadores de Basalan trasladaron la mesa que iba a servir de altar al centro
de la campa, no muy lejos del refugio por si comenzaba a llover.
No hubo
necesidad. La niebla fue el escenario perfecto para la misa de campaña. Presidían
el párroco de Murguía, Álvaro Gaston, y el cura de Arratia, Jose Mari Kortazar,
junto a un nutrido grupo de valientes que no se habían asustado con los
truenos. Gente de Orozko, de Ugao, de Zeanuri, De Igorre, de Artea… Da anfitriones
los pastores Enrique Etxebarria junto al veterano del grupo Federico Santa
Cruz, con 87 años a cuestas.
Se
sucedieron los cantos y rezos. El himno a la Virgen de las Nieves, recordando que su imagen
presente en la ermita fue un obsequio de los montañeros alaveses a los vizcaínos.
En el
momento de las ofrendas, Ekhi, nieto del pastor, acompañado de su amama fue ofreciendo
distintos artículos de la vida cotidiana de los pastores. Anita presento dos
makilas en nombre de todos los mendigoizales, una clásica y otra moderna.
Ante al
ausencia de los txistularis, los presentes terminaron la misa cantando el
Inazio.
Los sones
de la triki-trixa acompañaron unos momentos de alegría y hermandad mientras se
compartía un austero barauskarri gentileza del pueblo de Zeanuri. Bromas,
risas, comentarios del tiempo, deseos de regresar el año próximo y que Dios nos
bendiga durante el camino de nuestra vida. Un marco perfecto para una misa en
la niebla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario