La parroquia Santa Maria de Igorre se vistió de fiesta el
sábado 7 de julio, para una celebración en la que Elizabeth recibió los
sacramentos de la
Iniciación cristiana: bautismo, confirmación y eucaristía.
La
ceremonia, presidida por el párroco, José Mari Kortazar, con delegación
personal del obispo, fue, según recalcan desde la Pastoral Familiar
de Arratia, “sencilla pero emotiva”.
La catecúmena, de origen nicaragüeño pero que lleva mucho tiempo trabajando entre nosotros, fue acompañada por Iñaki y Esti, sus padrinos, y numeroso miembros de la comunidad parroquial de Santa Maria de Igorre.
“Embarcarse en la tarea de acompañar una catequesis de adultos es una tarea de gran responsabilidad, pero sin lugar a dudas ha resultado una experiencia sumamente enriquecedora”, explican desde Pastoral Familiar de Arratia, quienes además, destacan que los objetivos han sido, por un lado, ser espacio de acogida, y, por otro, ofrecer un tiempo de reflexión y contraste. “Hemos hablado de Jesús, de su mensaje y de la experiencia de Dios que le movió a ser un hombre para los demás”.
Para las responsables “Ha supuesto un gran reto presentar a nuestra Iglesia y hacerla acogedora, nos gustaría ofrecerle a Elizabeth en nuestra comunidad espacios de continuidad, no solo por ella, también por nosotras para que podamos ir haciendo comunidades realmente abiertas al nuevo mestizaje”.
El párroco, explicando el evangelio del domingo, insistió en que ser bueno es importante, pero para ser cristiana, también hay que seguir a Jesús. "Señor yo creo, pero aumenta mi fe" es una oración que tenemos que hacer nuestra, subrayó.
Como anécdota, en la celebración, oficiada en euskera y en castellano, acompañaron a la catecúmena una mujer de Igorre, Miren, otra argentina, Julieta, y una tercera, Julia, de Nicaragua. Una celebración viva y plural.
La catecúmena, de origen nicaragüeño pero que lleva mucho tiempo trabajando entre nosotros, fue acompañada por Iñaki y Esti, sus padrinos, y numeroso miembros de la comunidad parroquial de Santa Maria de Igorre.
“Embarcarse en la tarea de acompañar una catequesis de adultos es una tarea de gran responsabilidad, pero sin lugar a dudas ha resultado una experiencia sumamente enriquecedora”, explican desde Pastoral Familiar de Arratia, quienes además, destacan que los objetivos han sido, por un lado, ser espacio de acogida, y, por otro, ofrecer un tiempo de reflexión y contraste. “Hemos hablado de Jesús, de su mensaje y de la experiencia de Dios que le movió a ser un hombre para los demás”.
Para las responsables “Ha supuesto un gran reto presentar a nuestra Iglesia y hacerla acogedora, nos gustaría ofrecerle a Elizabeth en nuestra comunidad espacios de continuidad, no solo por ella, también por nosotras para que podamos ir haciendo comunidades realmente abiertas al nuevo mestizaje”.
El párroco, explicando el evangelio del domingo, insistió en que ser bueno es importante, pero para ser cristiana, también hay que seguir a Jesús. "Señor yo creo, pero aumenta mi fe" es una oración que tenemos que hacer nuestra, subrayó.
Como anécdota, en la celebración, oficiada en euskera y en castellano, acompañaron a la catecúmena una mujer de Igorre, Miren, otra argentina, Julieta, y una tercera, Julia, de Nicaragua. Una celebración viva y plural.
Gure kristau-heziketak asko
azpimarratu izan dau karitatea, maitasuna. Holan laburtu geinke, eta arrazoiz:
«Maita egizue alkar nik maite zaituedan legez», edota «Jokatu besteekin,
zurekin jokatu dagien nahi dozun legez. Hau da Legearen eta Profeten sintesia».
Baina ebanjelioek egundoko
garrantzia emoten deutsoe Jesusekiko fedeari ere. Ez Jainkoarekiko fedeari,
erlijio monoteista guztiek alkarregaz daben horri, Jesusekiko fedeari baino.
«Hau idatzia izan da, sinistu dagizuen Mesias, Jainkoaren Semea dela Jesus,
eta, honengan sinisturik, betiko bizia izan dagizuen»; laugarren ebanjelioaren amaiera
da.
Gaurko pasarte honek, Jesusekiko
gure fedea zelakoa dan aztertzera eragin nahi deusku. Beraren bizitzaz,
pertsonaz, sasoiaz dana dakigula uste izateak Jesus gutxiestera eroan geinke,
beste profeta edo maisu erlijioso lez hartuz. Baina ez dogu sinisten profeta
edo maisu huts batengan, eta halakoak ezin emon deusku betiko bizia. Gaurko
ebanjelioak haur epileptikoaren aitaren eskaria errepikatzera eragin nahi deusku:
«Sinisten dot, baina lagundu sinisbako honeri».
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