Páginas

sábado, 26 de marzo de 2016

¿Una Semana Santa inofensiva o subversiva?



Arnaldo Zenteno S.J
 
La celebración de Semana Santa se puede vivir de muy diversas maneras. Se puede vivir simplemente como días de vacaciones y se puede vivir con un barniz de Semana Santa viendo películas de la pasión en la TV. No hago ningún juicio moral de ello, simplemente digo lo que suele pasar.


Se puede vivir la Semana Santa participando en las celebraciones, en los templos, iglesias y en los viacrucis en las calles. Y estas celebraciones se pueden vivir de dos maneras muy distintas:

a) Semana Santa inofensiva. Se puede celebrar la pasión reconociendo y agradeciendo el amor inmenso de Jesús con que da la vida, pero quedándose ahí sin relacionarlo con el contexto y la situación en la que Jesús dio la vida y Resucitó, y sin relacionarlo con la cruz del pueblo, ni con la resurrección del Pueblo.

b) Semana Santa subversiva como fue la vida y la pasión y la Resurrección de Jesús. Si reflexionamos en cómo Jesús vivió la pasión, claramente la vivió encarnada en la situación económica y política de su pueblo. El muere haciendo el bien y enfrentado a los que oprimían al pueblo. Él es asesinado y torturado por las autoridades tanto políticas como religiosas. Su pasión entera y su resurrección son subversivas porque subvierte y condena el orden establecido que oprime a los pobres y los somete a una vida indigna. Jesús muere porque anuncia el Reino de Dios, Reino de fraternidad y justicia y de una Vida Digna y porque denuncia la perversión del templo, la hipocresía y autoritarismo de los poderosos y porque claramente dice que el César no es Dios y que al César no le pertenece el pueblo.

Como decía arriba, podemos celebrar la Semana Santa con mucha devoción y con un necesario cambio personal, pero inofensiva y sin mordiente en la vida concreta del pueblo. No basta celebrar la Semana Santa con devoción, hay que celebrarla y vivirla como en medio del conflicto social y político la vivió Jesús con ese amor inmenso y confianza ilimitada con Dios su Padre y nuestro Padre, y con un amor inmenso y sin medida a nosotros y especialmente al pueblo oprimido, luchando por una vida digna y fraterna para todos.

Simplemente quiero mencionar algunas pistas sobre cómo podemos convertir en algo inofensivo la celebración de la Semana Santa en vez de celebrarla subversivamente con y como Jesús.

Domingo de Ramos. Un Domingo de Ramos inofensivo es el que se celebra simplemente como la entrada triunfal de Jesús y en que bendecimos y agitamos las palmas. Pero Jesús entra a Jerusalén muy amenazado de muerte. Entra provocativamente como el Mesías y como Rey, pero un Mesías que entra en un burrito sencillo y que no anuncia el Reino que soñaban las autoridades Judías ni el reino que representa Pilatos con la autoridad el César.
Jesús entra así a Jerusalén, provocativa y subversivamente. La Liturgia oficial del domingo, termina el Evangelio de la bendición de las Palmas con la protesta de los fariseos y con la respuesta de Jesús en que les dice que tienen un corazón más duro que las piedras. Pero la liturgia omite lo que sigue después de la entrada a Jerusalén y que es el enfrentamiento no tanto con los que cambian el dinero o venden los animales para la ofrenda o sacrificio, sino con las autoridades políticas religiosas que han hecho del templo una cueva de ladrones. En ese enfrentamiento Jesús en cierto sentido firma su sentencia de muerte.



Jueves Santo. El Jueves Santo se puede celebrar inofensivamente si lo reducimos a lavar los pies de 12 adolescentes, a hacer el huerto para juntas frutas y verduras para los pobres y terminar con la adoración del Santísimo. También es un Jueves Santo inofensivo si la Memoria de la última Cena de Jesús la reducimos a repetir sus palabras en la última Cena, las palabras que hoy llamamos la consagración del Pan y del Vino. Pero Jesús celebra la última Cena en el contexto de la Pascua, el Éxodo y liberación del pueblo de la salida de Egipto. Paulo VI y los Obispos reunidos en Medellín proclaman que la Pascua es el paso de condiciones de vida inhumana como el hambre, el analfabetismo, la extrema pobreza, a condiciones de vida humana digna y Pascua es al compromiso de luchar por esa vida humana Digna y erradicar la injusticia y la falta de solidaridad.

Jesús no sólo lava los pies como solemos decir en señal de humildad, sino también como una denuncia de toda autoridad de oprime en lugar de servir. “No sean ustedes, nos dice Jesús, como los gobernantes que oprimen al pueblo y todavía quieren que les llamen bienhechores. Ustedes tienen que servir como el Hijo del Hombre que no vino a ser servido, sino a servir.” El lavatorio de los pies es una muy clara denuncia

En el centro de la última Cena está el mandamiento del amor hasta dar la vida, pero quizás repetimos las palabras casi con rutina y sin un mordiente en la vida. En Jesús son palabras muy fuertes: Mi cuerpo que es entregado por ustedes. Mi sangre que es derramada por ustedes. Y esto que dice Jesús no es un accidente en su vida, sino que refleja la vida entera entregada por la causa del Reino y que lo va a llevar a derramar hasta la última gota de su sangre. Como nos decía Mns.Romero dar la vida,no es solo que lo maten a uno, sino darla cada día con plenitud, Y Mns.Romero dio la vida en el Ofertorio entregándola en ese momento, pero entregándola desde antes cada día en su anuncio y denuncia fiel en medio de tantas amenazas.

Al decir mi sangre que es derramada ¿Qué sentimos hoy ante tanta sangre derramada inútilmente por la violencia en Centroamérica, por la atentados terroristas en el Medio Oriente, por tanta vida que se va acabando cada día por el hambre y la miseria?

El Jueves Santo no termina como la liturgia oficial con la última Cena, sino con la oración angustiada de Jesús en el Huerto, con la traición como hay tantas traiciones, con el prendimiento como un ladrón o malhechor, con el abandono de sus discípulos, con la negación de Pedro y con el juicio injusto y la condena a muerte de parte de las autoridades religiosas. Y todo esto, la traición, el abandono, la negación sigue pasando en nuestro tiempo contra los más pobres. No podemos celebrar el Jueves Santo de espaldas a esta realidad.



Viernes Santo. Un Viernes Santo inofensivo es aquel en que celebramos con mucha devoción el amor inmenso de Jesús que da la vida, pero que la desligamos de cómo Él fue dando su vida cada día, de cómo se fue enfrentando a los que oprimían al Pueblo y de cómo lo condenan muy injustamente y lo torturan y ajustician. Sin duda el Viernes Santo nos muestra en Jesús la Pasión de Dios que es el amor sin límites, pero también nos muestra la Pasión del hombre deshumanizado que es la pasión del poder sin límites, del dios dinero, de la injusticia y de la mentira encubierta con motivos religiosos o don disque procurar el bien del Pueblo..

No basta con afirmar, lo cual es esencial, el amor del Padre que nos entrega a su Hijo, y el amor del Hijo que se entrega sin medida. No basta con conmovernos con los sufrimientos físicos y morales de Jesús. El sentido pleno del Viernes Santo lo encontramos en su vida misma, en su entrega y compromiso de toda su vida. Y por otra parte no podemos desligarla de la decisión desde el inicio de su vida pública (Mc 3) que toman sus adversarios fariseos y herodianos de eliminarlo porque Jesús condena la hipocresía de los fariseos y la maldad de Herodes y sus seguidores. Jesús frente a ellos recalca la misericordia de Dios con todo el que sufre la opresión, la enfermedad, etc.

A Jesús lo condenan porque pone en primer lugar la vida humana en lugar del cumplimiento legalista e instrumendo de poder de la observancia de la Ley. Lo condenan por sus denuncias. Lo condenan porque defiende a la Mujer, defiende a los Niños-Niñas y comparte su vida con los excluidos de la sociedad y porque cuestiona a los que quieren servir a Dios y al dios dinero. Jesús a Herodes le llama zorro y ante Pilatos Jeús proclama su vocación por defender la verdad y el sentido de su Reinado. Los sumos sacerdotes condenan a Jesús defendiendo su autoridad. Pilato lo condena por motivos políticos porque lo amenazan si lo suelta, de no ser amigo del César. Y hoy día cuántas condenas pesan sobre el pueblo por motivos políticos y económicos, y ante eso y ante la terrible desigualdad económica y corrupción política nos quedamos callados y celebramos tranquilamente la semana santa inofensiva.

Podemos preguntarnos qué tan presente está todo esto en nuestras celebraciones del Viernes Santo si pensamos en los crucificados de nuestra historia y si reflexionamos no solo en su dolor físico y moral, sino también en las causas sociales, económicas y políticas de su crucifixión y si nos comprometemos a luchar para bajarlos de la Cruz.



Vigila Pascual y Domingo de Resurrección. Muchas veces en la práctica, la Semana Santa se termina con el Viernes Santo o simplemente se ve la Resurrección como algo muy bello que le pasó a Jesús hace más de dos mil años. Pero la Fiesta de la Luz en la Vigilia, no puede ser solo encender la fogata y el Cirio Pascual, tiene que ser la lucha contra toda la oscuridad, mentira y tinieblas. La Fiesta de la Palabra no sólo es escuchar la Palabra de Dios, sino sentí su presencia liberadora en la historia de la Humanidad y hacerla actuante hoy en nuestra vida y sociedad. La Fiesta del Agua no sólo es bendecir el agua, ni solo renovar mecánicamente las promesas del Bautismo. Es también esencialmente participar del Agua Viva que es Jesús y querer ser como discípulas-discípulos de Jesús, Agua Viva para nuestro Pueblo de cara a su sed física tan agobiante en este tiempo y a su sed espiritual y moral y de cara al compromiso por cuidar nuestra Casa Común y escuchar y responder al Grito de la Tierra y al Grito de los Oprimidos.

La celebración Eucarística de Resurrección, es también y especialmente muy subversiva.

Me atrevo a decir que la Resurrección de Jesús es igualmente o más subversiva que su misma muerte y tiene un tremendo contenido político. Es tremendamente subversiva pues como proclama Pedro en su primera Homilía el que Resucita, es el que crucificaron y asesinaron. Jesús es el Primogénito de los resucitados. Y los que Dios quiere que bajen de la cruz y vayan resucitando ya en nuestra historia, son las víctimas de la injusticia, los que de tantas maneras son crucificados- por ejemplo tantos desempleados y emigrantes y tantos afectados hoy por ese crimen contra la humanidad que es la llamada crisis financiera. ¿Cómo está esto presente en nuestras celebraciones de Semana Santa? La Liturgia de esta noche es preciosa, pero no es un espectáculo, sino es y debe ser expresión de nuestra Fe en Jesús resucitado y en la vida digna, resucitada que Él quiere para la Humanidad, y con la cual, con la fuerza de su Espíritu quiere que nos comprometamos y actuemos.



Celebramos una Semana Santa subversiva si nos unimos a Jesús y a su entrega y a su Resurrección subversivas, o sea que con su fuerza, con su gracia queremos cambiar el orden tan injusto que sigue crucificando a nuestro pueblo y sigue destruyendo la Vida Digna de las mayorías. Que nuestras celebraciones estén llenas de Fe, de Amor y Esperanza, pero vividas en su contexto concreto, en plena fidelidad al plan de Dios y al servicio del Pueblo y vividas hoy por nosotros como Jesús la vivió. Y vivirla como El, y con Él en nuestro contexto concreto como Anuncio de un mundo nuevo y distinto y como Denuncia de todo lo que oprime a la humanidad y especialmente a los más pobres y oprimidos.

Entonces de cara a la situación de nuestro pueblo y a la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús , y de cara a su mensaje:“Yo vine para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10) “Yo soy el que vivo y estuve muerto, pero vivo y estoy vivo por los siglos de los siglos”. (Apocalipsis) ¿Cómo vivimos y cómo queremos vivir la Semana Santa inofensiva o subversivamente?


Fuente: Red Mundial de Comunidades Eclesiales



No hay comentarios:

Publicar un comentario