2 de Febrero “desde otra orilla” Dolores Aleixandre
El 2 de febrero se celebra el día de la Vida Consagrada, una buena ocasión para preguntarnos “por dónde andamos” el colectivo aún numeroso de mujeres y hombres conocidos como religiosos/as, frailes, monjas, hermanos/as y otras especies. Y mi impresión es que en estos momentos y usando la metáfora del río, estamosen otra orillamuy distinta de la que solíamos estar.
Cuenta la Leyenda Áurea que en el siglo IV, un hombre de estatura gigantesca se dedicaba a pasar gente de una orilla a otra y un día tuvo la suerte de trasportar al mismísimo Niño Jesús. No sé si ha sido obra de san Cristóbal, pero pienso que también nosotros hemos sido llevados “a otra orilla” y que, más que decidirnos a cruzarla o no, de lo que se trata es de reconocerla como tierra sagrada como suelo bendito que ahora nos toca habitar.
¿En qué la reconocemos?
- En que en ella se habla otro lenguaje y las antiguas palabras - perfección, separación, distancia, cumplimiento, exactitud, normativa, horarios, ejemplaridad…, están dejando paso a otras: cuidado, cordialidad, humanidad, corporalidad, vulnerabilidad, disminución, amparo, cercanía, gratuidad, sencillez…
- En que aquí no se espera de nosotros ni edificios, ni organizaciones, ni liderazgos ni predicaciones, ni tampoco que marquemos las diferencias en cuanto a vestimenta, vivienda, horarios o costumbres: esperan personas expertas en humanidad, capaces de amistad y de escucha, disponibles para caminar fraternalmente con otros, afrontando juntos la intemperie y compartiendo nuestro único tesoro que es el nombre de Jesús.
Pero en este colectivo de llevados-a-otra-orilla coexistimos diversas especies:
- los pataleantes, que niegan la realidad de la nueva situación y siguen anclados en otro tiempo, el del poderío numérico, las grandes obras y la tonta autosuficiencia
- los suspirantes, que gastan sus energías en lamentarse y en recordar con añoranza un pasado calificado de glorioso
- los listillos que aprovechan en seguida posibles ventajas a su favor (“libre, con wifi y a mi aire: no pido más…”)
- los despiertos, atentos para descubrir las ocasiones de vivir el Evangelio que esconde el presente
- Y los cantores que están ya componiendo música e inspirándonos melodías inéditas para cantar, aquí y ahora, la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario