Hace un tiempo escribía "el carnaval domesticado", una pequeña nota sobre la influencia de las autoridades locales en las propuestas nuevas de celebración del carnaval.
Estos días, en las calles de Igorre vemos dos carteles uno junto al otro: un resumen de una conferencia sobre el carnaval y el programa oficial de Carnaval organizado por el ayuntamiento de l anteiglesia de Igorre.
Si la charla dice A, el programa dice B.
El carnaval no necesita de subvenciones oficiales ni organizadores socio culturales. Perdón. No necesitaba. Ahora parece que sin ayuda oficial no se puede celebrar.
El carnaval, rito y grito de libertad y protesta, sueño de un mundo al revés, criticando todo tipo de autoridad, queda domesticado por unos y subvencionado por otros.
En mi pueblo, es normal estrenar cada domingo de carnaval un canto nuevo cada año. La comparsa de atorrak recorre el pueblo cantando la crítica, con humor e irreverencia, algún sucedido del año o alguna protesta a algún líder local. La comparsa va recogiendo la voluntad de la gente y las tostadas que les ofrecen para comer, hasta llegar a reunirse en la comida. A la tarde será el turno de las lamiak.
Si la actuación dependiera de una subvención local, agur al humor, a la crítica, a la contestación social. Un carnaval domesticado.
¡Qué ironía! Los próceres de la libertad cortando la libertad de criticar. Un carnaval subvencionado.
Como me acuerdo del gran Chesterton:
NOTA: ¿Alguien nos puede aclarar la aportación económica del ayuntamiento. con dinero de todos, para este carnaval descafeinado?
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