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domingo, 16 de mayo de 2021

De Colombia a Dima, ida y vuelta


 Maria Luisa Artabe acaba de llegar de Colombia para descansar unas semanas con su familia en Dima. De esa Colombia sacudida por los conflíctos, los desplazados (aquí diríamos refugiados), donde da testimonio del evangelio no sólo con palabras, también con obras. Nos cuenta en primera persona su experiecia. Eskerrik asko!

Soy Maria Luisa Artabe Elorza, naci en Ziarrusta-Dima, hace 79 años y soy la menor de tres hermanas. Pertenezco a una familia creyente y he tenido una infancia feliz.

                Alos 12 años vine al colegio San Jose de Igorre, regentado por las Hermanas de Santa Maria de la Providencia. Disfrute mucho en esos años con unas monjas-profesoras maravillosas que nos dieron mucha atención y dedicación en todos los aspectos.  Ahí, poco a poco voy descubriendo que mi vocación podría religiosa -enseñante dentro de   esta cogregación misionera. Siento que ahí voy a ser feliz , como así ha sucedido.

                 Paso por distintas etapas de formación y a los 30 años se me invita a partir a la primera MISION de la Congregación en la selva del Perú (San Juan del Oro). Es la época del post-concilio, caracterizado por el impulso misionero.

                  Alli trabajé durante 6 años en una escuelita muy pobre con niñas quechuas y aymaras del campo y también con sus familias, pues nuestra acción misionera seguía siendo la promoción integral de la mujer. Fui muy feliz en esa tarea misionera.

                   Después de esos años volvi aquì para dedicarme a tareas de formación.  Y de nuevo, con un nuevo grupo, voy a abrir nuestra primera misión en Colombia, Rionegro. Fue  èsta una época muy dura para Colombia, donde conocimos de cerca la angustia y el dolor causados a familias cercanas  por la llamada “guerrilla colombiana”.

                    En Rionegro, la parroquia a la que pertenecíamos estaba a 6 Km. de distancia, por eso nuestra casa se convirtió en Centro de culto y de catequesis para gente de alrededor. En este momento tenemos nueva parroquia en las cercanías.

                   Actualmente nuestro trabajo en esa misión  consiste en acoger en casa a un grupo de niñas de familias desestructuradas (padres separados,alcoholicos,etc,), entre ellas ha habido algunas sordo-mudas, para que puedan asistir a una escuala especializada cercana.

                   En estos momento de pandemia, coordinamos la catequesis de Primera comunión y Confirmación y trabajamos con grupos de jóvenes y de adultos en distintos aspectos de formación.

                   También llevamos la Comunión a unos 30 ancianos y personas mayores que viven diseminados por los caserios.

                    Estamos presentes en un comedor social  donde dan almuerzos a 33 ancianos y drogadictos, en colaboración con el ayuntamiento y Cáritas local.

                     A partir de 2012 he estado en otra comunidad del norte de Colombia, en Barranquilla, donde tenemos otros dos colegios.

                      Uno de ellos está en un barrio pobre donde han ido llegando familias desplazadas por la violencia de la guerrilla. Poco a poco se ido levantando un centro escolar  y nuestra principal tarea es formar a los profesores y a los padres de familia. Con alegría constatamos que algunos de nuestros alumnos llegan hasta la universidad y se hacen profesionales.

                      Tambien hemos podido extender nuestra misión a otra zona de invasión donde van llegando más familias de desplazados por las guerrillas de Colombia y últimamente de venezolanos.

Se les ha ayudado a construir  40 casas, haciendo trabajo cooperativo. También una escuela donde trabajan dos profesores pagados por otros padres de mejor posición y también la Congregación.

                      Como nuestra primera opción es la educación a los màs desfavorecidos sostenemos también varias becas universitarias a los mas pobres.

                       Y para terminar, diré  que buscamos ponerles en pié a toda esta gente, que sean ellos mismos protagonistas y  SEAN CONSTRUCTORES DE PAZ de su propio paìs .

                      

 

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