Desde la Iglesia de Arratia queremos recordar y proponer para esta cuaresma algunas reflexiones, conferencias y retiro oracional que puedan ayudarnos a colorear toda nuestra acción pastoral con la mirada puesta en quienes más sufren. Una mirada que nos ayude a vivir de forma más auténtica el evangelio de Jesús.
La integración de la dimensión socio-caritativa en el núcleo de la evangelización y de la vida de las comunidades
Este curso nuestra Diócesis se propone prestar especial atención a uno de los subrayados del V Plan Diocesano de evangelización: la integración de la dimensión socio-caritativa en el núcleo de la evangelización y de la vida de las comunidades.
Este subrayado conecta con un elemento nuclear de la evangelización: el compromiso con la caridad y la justicia, la opción por las personas más débiles y vulnerables.
Se trata de reconocer en la práctica que esta dimensión es constitutiva del anuncio del Evangelio. La Jornada Mundial de los Pobres que acabamos de celebrar puede ser el punto de partida de este subrayado.
Este subrayado conecta también con el acento diocesano del curso pasado: la familia sujeto de la evangelización, porque “la familia como realidad social primera es educadora y formadora de personas, es portadora de una dimensión social irrenunciable y agente de transformación social”. Este acento por tanto pretende ayudarnos a articular una respuesta global, asumiendo la perspectiva de una pastoral de conjunto, poniendo el lugar que le corresponde al compromiso socio-caritativo.
Desde la Iglesia de Arratia queremos recordar y proponer para esta cuaresma algunas reflexiones, conferencias y retiro oracional que puedan ayudarnos a colorear toda nuestra acción pastoral con la mirada puesta en quienes más sufren. Una mirada que nos ayude a vivir de forma más auténtica el evangelio de Jesús.
Programa
Fedearen arbola
bizia ez da sakristian hazia
Sekula sakristian
ez dogu hazia
fedearen seinale
arbola bizia;
Garizuman zuzendu
daigun gabezia:
fedearen mamian
dago justizia.
Edadetuak gugan
ugari bakarrik;
nerabeen jarrera
erronka da sarri;
mundua jagoteaz
dagigun aldarri…
Garizuman otoitz ta
beti bihotz-barri!
Otsailak 16, barikua, 19:00 Igorreko kultur etxean
Pili Castro, Caritas Bizkaia
edadetuen programaren arduraduna
Edadetuen bakardadea
Laburpena:
Bakardadea gure bizitzako
edozein garaitan senti dezakegun arren, askotan zahartzeari lotuta dauden
egoera eta gertakizunek errazago egiten dute sentimendu latz hau sortzea urteak joan ahala. Baina zertan datza bakardadea? Isolamendua, lagunarte falta eta bakarrik sentitzea ez dira gauza bera.
egoera eta gertakizunek errazago egiten dute sentimendu latz hau sortzea urteak joan ahala. Baina zertan datza bakardadea? Isolamendua, lagunarte falta eta bakarrik sentitzea ez dira gauza bera.
Horregatik, bakardadea zer
den eta sentimendu honen sorburuak edadetuen kasuan zeintzuk izan daitezkeen
eztabaidatuko ditugu hitzaldi honetan. Hori aztertuta, edadetuen bakardadea
saihesteko eta arintzeko egin dezakegunari buruz hitz egingo dugu.
Hizlaria: Pili Castro
Blanco
Caritas Bizkaia-ko Edadetuen
Arloko Arduraduna.
Psikologian Doktorea,
Edadetuen bakardadeari buruzko tesiarekin.
Deustuko Unibertsitateko
Psikologia eta Hezkuntza Fakultateko Irakaslea.
Otsailak 23,
barikua, 19:00 Igorreko kultur etxean
Jon Elordui, Lagungo
Fundazioaren zuzendaria
Nerabeak, nora ezean? Eta
gurasoak zelan?
Martxoak 2, barikua, 19:00 Igorreko kultur etxean
Lander Intxausti, BAM
irakasle eskolako zuzendariaren hitzaldia:
"Laudato si:
Zelako mundua itxi gura deutsegu gure ondorengoei?"
Martxoak
10, zapatua, 10:00-12:00 Igorreko
parrokian otoitzaldia
Felix Larrondo, abadea
“Markosekin otoitzean
XXI. Mendean”
Begoña Gorostiaga, Lagungo
Fundazioko sikologoa
Familian bihotzarekin
haziz eta heziz
Preguntémonos
entonces: ¿cómo se enfría en nosotros la caridad? ¿Cuáles son las señales que
nos indican que el amor corre el riesgo de apagarse en nosotros?
Lo
que apaga la caridad es ante todo la avidez por el dinero, «raíz de todos los
males» (1 Tm 6,10); a esta le sigue el rechazo de Dios y, por tanto, el no
querer buscar consuelo en él, prefiriendo quedarnos con nuestra desolación
antes que sentirnos confortados por su Palabra y sus Sacramentos. Todo esto se
transforma en violencia que se dirige contra aquellos que consideramos una
amenaza para nuestras «certezas»: el niño por nacer, el anciano enfermo, el
huésped de paso, el extranjero, así como el prójimo que no corresponde a
nuestras expectativas.
También
la creación es un testigo silencioso de este enfriamiento de la caridad: la
tierra está envenenada a causa de los desechos arrojados por negligencia e
interés; los mares, también contaminados, tienen que recubrir por desgracia los
restos de tantos náufragos de las migraciones forzadas; los cielos —que en el
designio de Dios cantan su gloria— se ven surcados por máquinas que hacen
llover instrumentos de muerte.
El
amor se enfría también en nuestras comunidades: en la Exhortación apostólica
Evangelii gaudium traté de describir las señales más evidentes de esta
falta de amor. estas son: la acedia egoísta, el pesimismo estéril, la tentación
de aislarse y de entablar continuas guerras fratricidas, la mentalidad mundana que
induce a ocuparse sólo de lo aparente, disminuyendo de este modo el entusiasmo
misionero.
¿Qué
podemos hacer?
Si
vemos dentro de nosotros y a nuestro alrededor los signos que antes he
descrito, la Iglesia,
nuestra madre y maestra, además de la medicina a veces amarga de la verdad, nos
ofrece en este tiempo de Cuaresma el dulce remedio de la oración, la limosna y
el ayuno.
El
hecho de dedicar más tiempo a la oración hace que nuestro corazón descubra las
mentiras secretas con las cuales nos engañamos a nosotros mismos, para buscar
finalmente el consuelo en Dios. Él es nuestro Padre y desea para nosotros la
vida.
El
ejercicio de la limosna nos libera de la avidez y nos ayuda a descubrir que el
otro es mi hermano: nunca lo que tengo es sólo mío. Cuánto desearía que la
limosna se convirtiera para todos en un auténtico estilo de vida. Al igual que,
como cristianos, me gustaría que siguiésemos el ejemplo de los Apóstoles y
viésemos en la posibilidad de compartir nuestros bienes con los demás un
testimonio concreto de la comunión que vivimos en la Iglesia. A este
propósito hago mía la exhortación de san Pablo, cuando invitaba a los corintios
a participar en la colecta para la comunidad de Jerusalén: «Os conviene» (2 Co
8,10). Esto vale especialmente en Cuaresma, un tiempo en el que muchos
organismos realizan colectas en favor de iglesias y poblaciones que pasan por
dificultades. Y cuánto querría que también en nuestras relaciones cotidianas,
ante cada hermano que nos pide ayuda, pensáramos que se trata de una llamada de
la divina Providencia: cada limosna es una ocasión para participar en la Providencia de Dios
hacia sus hijos; y si él hoy se sirve de mí para ayudar a un hermano, ¿no va a
proveer también mañana a mis necesidades, él, que no se deja ganar por nadie en
generosidad?
El
ayuno, por último, debilita nuestra violencia, nos desarma, y constituye una
importante ocasión para crecer.
Por una parte, nos permite experimentar lo que
sienten aquellos que carecen de lo indispensable y conocen el aguijón del
hambre; por otra, expresa la condición de nuestro espíritu, hambriento de
bondad y sediento de la vida de Dios. El ayuno nos despierta, nos hace estar
más atentos a Dios y al prójimo, inflama nuestra voluntad de obedecer a Dios,
que es el único que sacia nuestra hambre.
Querría
que mi voz traspasara las fronteras de la Iglesia Católica,
para que llegara a todos ustedes, hombres y mujeres de buena voluntad,
dispuestos a escuchar a Dios. Si se sienten afligidos como nosotros, porque en
el mundo se extiende la iniquidad, si les preocupa la frialdad que paraliza el
corazón y las obras, si ven que se debilita el sentido de una misma humanidad,
únanse a nosotros para invocar juntos a Dios, para ayunar juntos y entregar
juntos lo que podamos como ayuda para nuestros hermanos.
Papa
Francisco, Mensaje de Cuaresma 2018, fragmento
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