Hilten banabe,
lehenago zerure
Jose Mari Kortazar
“Si
me asesinan antes (iré) al cielo”. Esta frase que decía Don Benito párroco de
Zeanuri, en aquellos tiempos convulsos de la guerra civil, se convirtió en
profética. La parroquia de Andra Mari Zeanuri recordará a las 7 víctimas
mortales del día 7 de abril en su ochenta y cinco aniversario. Este año Domingo de
Ramos, 10 de abril, en la misa de 11:30.
Don Benito Atutxa Agirrelezeaga
nació un 21 de marzo de 1882 en el caserío Lezea, hijo de Donato y Micaela,
según nos recuerda Don Pedro Atutxa en un cuadro, con su fotografía y una
reseña de su vida, visible en una pared de la sacristía de la Parroquia de Santa María
de Zeanuri.
Don Benito, entre otras obras,
fue el propulsor de ampliar la ermita de Igiriñao, en el Gorbea.
Gorbeiako baseliza handitzeko asmoa
Baselizatxo hau benetan txikia zan, barruan bi lagunentzako tokia baino ez egoan-eta. Hori dala-ta –halaxe gogoratzen deusku Gurutzi Arregik- On Benito de Atutxak baseliza handiagoa egiteko baimena eskatu eban, “txangozale eta inguru haretako bizilagun apalentzat”. Planoak ere gordetzen dira Labayru Ikastegian; baita baimen-eskaria eta dirua batzeko propaganda-batzordearen datuak ere; baina ahalegina bertan behera geratu zan.
Baseliza barrirako dirua batzeko Batzordea:
Benito
de Atutxa (Zeanuriko parrokoa)
Concepción
Gangoiti de Uriarte
Isabel
Azkue de Belausteguigoitia
Juana
Chalbaud de Rotaeche
Antón
de Echevarria (Gorbeiako artzaina).
Zeanuri,
1931ko bagilla
Un fatídico 7 de abril, unos
milicianos que venían de retirada desde el frente de Legutio entraron en Zeanuri
y mataron a Don Benito y su sobrino León Zuluaga, concejal nacionalista del
ayuntamiento de Zeanuri, dejando sus cuerpos tirados en la plaza.
Un poco antes, bajando el puerto
de Barazar en desbandada, en el caserío Beretxikorta, habían asesinado a sangre
fría a los pastores Florencio Etxebarria y Ramón Etxebarria.
Ramon Etxebarria. Foto: Juan Etxebarria |
No fueron los únicos muertos de
aquel trágico día. El bombardeo de los
nacionales contra una batería artillera sita en el bario de Zulaibar produjo la
muerte de Esteban Astondoa, en dicho barrio, y del joven de 18 años y carpintero Jesús Urutxurtu, en la
plaza del pueblo.
Sobre el bombardeo del pueblo de
Zeanuri tenemos un testimonio excepcional en un diario manuscrito de un miembro
de la familia Rotaeche.
“…para llevarnos al refugio de
debajo del puente donde nos trasladamos todos hasta que anochece y ya no hay
temor al bombardeo. Allí se dan escenas trágicas como la de una viuda que le
avisan que una bomba acaba de sepultar a su hijo. Aquella mujer pierde la razón
y es horrible oírle los gritos de angustia” (diario manuscrito de Elena
Rotaeche).
El diario se refiere, pues, a la
muerte del joven Jesús Urutxurtu y su madre viuda, Rosario Fernández de Larrinoa, a la sazón
viuda y madre de cinco hijos. Jesús era el mayor de los cinco y sustento familiar.
El niño Jesús de blanco adelante en el centro |
El manuscrito, unas páginas más
adelante, narra lo siguiente:
“Al día siguiente a la mañana
viene Eleuterio (que había estado también en Miravalles) y nos da la horrible
noticia de que aquella noche han matado los asturianos se cree, a Don Benito y
León. Nos quedamos aterrados pues estuvimos con ellos hasta que nos fuimos a
Bilbao”.
Un retrato de Esteban Astondoa,
fallecido en Zulaibar aquel día por el bombardeo, lo recoge el historiador
local Jon Urutxurtu en su libro Arratia posta txartelan. Una postal a color
donde se encuentra trabajando el campo junto a dos mujeres con este título:
“Labradores del caserio Uberca”, con la siguiente leyenda:
Esteban de joven. |
“Koloretan inprimaturiko posta txartela. Ugerka baserriko Esteban Manterola
(mutikoa), Dominica Ureta (ama), Juana Astondoa (Amona). Esteban Astondoak
bizia galdu zuen 1937ko apirilaren 7an, Zeanurin gertatu zen nazionalen
aire-bonbardaketaren ondorioz”.
Don Martín Orbe, en su
introducción al libro Consejos de guerra contra el Clero vasco. La Iglesia vasca vencida,
habla de seis muertos en aquella negra jornada. No son pocos en un pueblo tan
pequeño alejado del frente. Lo cierto es que hay que añadir uno más: el
franciscano Bizente Ocerinjauregui Uria.
Bizente había nacido en el
caserío Goikiri de Zeanuri el primero de octubre de 1899, hijo de Benito y
María. Estando en un caserío del barrio de Altzua, unos milicianos lo sacaron
de casa y nunca más se encontró su cuerpo. Si los milicianos eran asturianos,
alguien del pueblo tuvo que señalarles donde residía aquellos días, el fraile
Bizente. Una séptima víctima, cuyo cadáver no se ha localizado.
Luis, un hermano del fraile,
siguió a los milicianos. Uno de ellos se volvió y le amenazó: “Si nos sigues
vas a acabar como él”, nos narra un familiar, todavía emocionado por el
recuerdo de esta anécdota familiar tantos años mantenida en silencio.
Osaba
Bizenteren heriotza
Osaba
Bizente Santandergo komentu baten egoan, eta komentua hutsitu egin eben.
Halan etorri zan etxera, Altzuara. Altzuan San Joanen emoten eban mezea,
etxekoei laguntzen eutsien, eta auzoan egoan gaixo bat bisitatzen eban.
Apirilaren
7an, eguneroko moduan, gaixoa bisitetan joaiala, bere eske etorri ziran
milizianuak, eta harrapatu egin eben. Osabeak eskatu eutsien milizianuei
etxekoari agur egiten ixteko. Eta milizianu batek lagunduta agur egiten itxi
eutsien. Etxekoen nahigabea ikustean, osabeak esan ei eutsien berak euren
ardura eukela. Etxekoek (osabeak eta anaiak) atzetik jarraitu eutsien,
urrintxotik, norantza eroein ikusteko, baina soldaduetako batek, apur bat
taldetik atzeratuta, esan eutsien ez jarraitzeko, bestela pagu bardina
emongo eutsiela eta.
Etxekoak
auzoan eta inguruan preguntez ibili ziran ea inork ikusi eben inon,
eta, antza, Txominen denda portalean ikusi eben azkenengoz.
Harrezkero,
gorpuak agertzen ziranean joaten ziran ikusten bera izan eitekean. Baina ez zan
gehiago bere barririk izan.
Bizente
Ozerinjauregiren loba batek kontatua
El 10 de abril, Domingo de Ramos,
este año la parroquia de Zeanuri recordará a estas siete víctimas de la
sinrazón y el odio, de la violencia descontrolada. Y volverá a recordar: “Herri
honek bake-mina”. Será en la misa de las 11:30 junto al relato de la pasión de
Jesús representada por los niños, chavales y jóvenes de esta parroquia
arratiana.
Fallecidos
el 7 de abril de 1937 en Zeanuri
Florencio
Etxebarria, pastor, Beretxikorta
Ramón
Etxebarria, pastor, Beretxikorta
Jesús
Urutxurtu, niño, Plaza
Esteban
Astondoa, labrador, Zulaibar
Benito Atutxa, párroco de Zeanuri,
Plaza
León
Zuluaga, baserritarra y concejal nacionalista, Plaza
Vicente
Ocerinjauregui, franciscano, Altzua. Su cadáver no se ha encontrado todavía.
Anexo
Rescatamos aquí unas páginas del
prólogo de Don Martín Orbe antes citado, para aclara el contexto de esta semana
en Zeanuri:
“Zeanuri
fue un pueblo muy marcado por la guerra civil por las actuaciones prepotentes y
abusivas de la minoría carlista del pueblo durante la guerra, por la cercanía
del frente estacionado tanto en Legutiano-Barazar como en el Gorbea y por la
coincidencia de acciones de guerra y sucesos luctuosos acaecidos entre los días
6 y 7 de abril de 1.937.
Efectivamente, una compañía de republicanos asturianos, de filiación comunista, que iban de retirada, despechados por su fracaso en la ofensiva del frente de Legutiano-Barázar, mataron a sangre fría a Florencio Etxebarria y Ramón Etxebarria, pastores ambos, que vivían en dos caseríos contiguos del barrio Beretxikorta, situados a la vera de la carretera según se baja el puerto de Barazar. Mataron incluso a sus perros.
Al llegar al casco del pueblo, camparon a sus anchas, entrando en las casas, saqueando y robando cuanto podían y amedrentando a la gente. D. Benito Atutxa, acompañado de un sobrino suyo, León Zuluaga, concejal nacionalista del Ayuntamiento, que justamente había venido con la idea de llevar al tío a su caserío porque allí estaría más seguro, se les enfrentó, rogándoles que por lo menos respetaran a las personas. Les mataron a los dos y arrojaron sus cadáveres a las zarzas del borde de la carretera. D. Benito Atutxa era natural de Zeanuri y párroco de su parroquia de Santa María entre los años 1.922-1.937. Sacerdote muy celoso, la gente de Zeanuri comentaba con entusiasmo sus muchas iniciativas y actividades pastorales todavía el año 1.958 cuando yo me incorporé a la parroquia de Santa María de Zeanuri.
Estos hechos resultan más dolorosos al haber sido perpetrados por una compañía de republicanos, aliados de los vascos en la guerra. Por otra parte, en la confusión de aquellos días en los que Zeanuri había sido bombardeado por los nacionales, hubo gente, incluso entre familiares de D. Benito, que culparon al ejército vasco de estos asesinatos. Una más entre las tragedias y sinrazones de la guerra civil.
El bombardeo realizado por los nacionales el mismo día tuvo por objetivo destruir la batería tanto de artillería ligera como pesada situada en el barrio Zulaibar. Además de los destrozos en edificios e instalaciones, fueron bastantes los civiles heridos; e incluso, dos muertos, Esteban Astondoa en el citado barrio Zulaibar y el niño Jesús Urutxurtu en la Plaza del pueblo. Seis muertos!”
Efectivamente, una compañía de republicanos asturianos, de filiación comunista, que iban de retirada, despechados por su fracaso en la ofensiva del frente de Legutiano-Barázar, mataron a sangre fría a Florencio Etxebarria y Ramón Etxebarria, pastores ambos, que vivían en dos caseríos contiguos del barrio Beretxikorta, situados a la vera de la carretera según se baja el puerto de Barazar. Mataron incluso a sus perros.
Al llegar al casco del pueblo, camparon a sus anchas, entrando en las casas, saqueando y robando cuanto podían y amedrentando a la gente. D. Benito Atutxa, acompañado de un sobrino suyo, León Zuluaga, concejal nacionalista del Ayuntamiento, que justamente había venido con la idea de llevar al tío a su caserío porque allí estaría más seguro, se les enfrentó, rogándoles que por lo menos respetaran a las personas. Les mataron a los dos y arrojaron sus cadáveres a las zarzas del borde de la carretera. D. Benito Atutxa era natural de Zeanuri y párroco de su parroquia de Santa María entre los años 1.922-1.937. Sacerdote muy celoso, la gente de Zeanuri comentaba con entusiasmo sus muchas iniciativas y actividades pastorales todavía el año 1.958 cuando yo me incorporé a la parroquia de Santa María de Zeanuri.
Estos hechos resultan más dolorosos al haber sido perpetrados por una compañía de republicanos, aliados de los vascos en la guerra. Por otra parte, en la confusión de aquellos días en los que Zeanuri había sido bombardeado por los nacionales, hubo gente, incluso entre familiares de D. Benito, que culparon al ejército vasco de estos asesinatos. Una más entre las tragedias y sinrazones de la guerra civil.
El bombardeo realizado por los nacionales el mismo día tuvo por objetivo destruir la batería tanto de artillería ligera como pesada situada en el barrio Zulaibar. Además de los destrozos en edificios e instalaciones, fueron bastantes los civiles heridos; e incluso, dos muertos, Esteban Astondoa en el citado barrio Zulaibar y el niño Jesús Urutxurtu en la Plaza del pueblo. Seis muertos!”
Martín
Orbe
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