Este sacerdote bilbaíno, nacido en Zeanuri, lleva 47 años de labor en Likasi y en Lubumbashi. Hace dos años fue reconocido con el Premio Norte-Sur que concede el Ayuntamiento de la villa a quienes han protagonizado una trayectoria solidaria, escribe Josetxu Canibe en El Correo Español.
Xabier Goicuria es un misionero de Bilbao que lleva la
friolera de 47 años de labor en Likasi y en Lubumbashi. Hace dos años
fue reconocido con el Premio Norte-Sur que concede el Ayuntamiento de la
capital vizcaína a quienes han protagonizado una trayectoria solidaria.
La de este sacerdote ha sido larga y fecunda. La diócesis de Bilbao le
tributó un homenaje semanas atrás, en el propio Congo, hasta donde se
desplazó otro misionero, Luis Mari Gerrikagoitia, que coordina y atiende
poyectos en Mufunga.
A Goicuria los nativos le llaman 'François', porque lo de
Xabier les cuesta más pronunciarlo. El vizcaíno ha hecho mucho por el
Congo. Ha levantado talleres para que la gente aprenda un oficio
-mecánica, electricidad, carpintería, artesanía...-, hospitales y
centros para discapacitados. Y hasta ha creado un pueblo en plena selva,
Kabulumbu, tras haber conseguido unas tierras para que los nativos
sigan en sus terrirorios.
Los misioneros desarrollan una actividad evangelizadora y
pastoral junto a un trabajo social realmente gigantesco. Gente de esta
pasta también necesita África, si bien los mejores impulsores no han de
ser de fuera, sino de dentro. Uno de los retos a los que tienen que
enfrentarse la Iglesia y la sociedad africanas en la actualidad es
-además de profundizar en la fe, en el compromiso y ser más coherentes
con ella- cómo dar el salto, el paso de unas comunidades atendidas por
misioneros a un clero y a unos dirigentes nativos. Tanto los misioneros
como las misioneras que quedan en África están sensiblemente
desgastados, pero continúan junto a su pueblo a pesar de los riesgos que
corren.
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